Los últimos coletazos del negocio del Winston de batea

La Voz

GALICIA

24 feb 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Han transcurrido más de diez años desde el abordaje en aguas internacionales del mercante Sea Princess I, con 1.500 cajas de tabaco de contrabando. Ese había sido el detonante para que horas más tarde agentes de Aduanas cerrasen provisionalmente la denominada operación Madriguera con 18 detenidos, desarticulando una de las principales organizaciones contrabandistas que aún operaban en las rías gallegas. Entre los detenidos estaban dos agentes de Aduanas. Juan Manuel Lorenzo y Manuel Suárez, los dos supuestos cabecillas de la organización, habían escapado a Portugal.

La operación Madriguera, en realidad, era la segunda fase de la Columbus, que en los primeros meses de ese mismo año se había saldado con el apresamiento de la lanzadera Jessie y el mercante Wendy .

Aquella investigación que se enmarcaba dentro del plan especial de la lucha contra el contrabando de tabaco puesto en marcha por la dirección general de Aduanas para cortar una actividad delictiva que privaba a la hacienda pública española de unos ingresos directos superiores a los 120.000 millones de pesetas de la época, a los que había que sumar otros 25.000 de perjuicios directos para la industria, el comercio, más el fraude al IRPF y al presupuesto comunitario.

Colaboración comunitaria

Estos datos convencieron a las autoridades comunitarias, que a través de la Oficina Europea de la Lucha Antifraude (OLAF) colaboraron decisivamente en la investigación de los depósitos francos desde los que se introducía ilegalmente el tabaco en el mercado nacional.

Los resultados no pudieron ser más espectaculares: en España fueron desarticuladas las organizaciones contrabandistas más activas que tenían su base en Navarra, el País Vasco y en la ría de Arousa. Solo la que ahora negocia un acuerdo con la Justicia movió en una década tabaco por valor superior a los 51.300 millones de pesetas.

Con los datos de estas investigaciones las autoridades comunitarias denunciaron a las multinacionales tabaqueras americanas, que ya pagaron a la hacienda comunitaria 1.500 millones de dólares y están a punto de soltar otros 500. Desde entonces el negocio del denominado Winston de batea se quedó en una actividad marginal. Estos son los últimos coletazos.