La mina de Meirama, situada en el municipio de Cerceda y propiedad de Unión Fenosa, comenzó ya a llenarse de agua para albergar el segundo lago más grande de Galicia, que se espera que esté listo en el 2012. A primera vista ya puede observarse un adelanto de lo que será un lago que tendrá una superficie de dos kilómetros de largo y 700 metros de ancho por 200 de profundidad. El hueco de la mina tiene capacidad para acoger 150 millones de metros cúbicos de agua.
El llenado se está realizando, por ahora, gracias a las lluvias, que han sido abundantes en las últimas semanas, y a la entrada de agua subterránea. Además, en septiembre está previsto que obtenga el permiso de Augas de Galicia para aprovechar el caudal del río Barcés y otros arroyos a través de cinco canales. Una vez terminado el proceso de llenado, el futuro lago se conectará con el río -para equilibrarse de forma natural- que, a su vez, desemboca en el embalse de Cecebre. Este es el segundo proyecto de este tipo puesto en marcha en Galicia -después del que se está desarrollando para la recuperación de la mina de As Pontes- y tiene un presupuesto de 36 millones de euros.
La apertura de este futuro centro de ocio abre una nueva expectativa de negocio para Cerceda. El lago artificial aspira a convertirse en un foco de atracción turística, como ya ha ocurrido en algunas localidades alemanas que adoptaron esta misma solución para la clausura de minas a cielo abierto. En este entorno podrán realizarse deportes náuticos, y se espera también completar el área con un campo de golf y la creación de rutas a caballo.
Unión Fenosa, propietaria de la mina y de la central térmica, lleva años trabajando en la puesta en marcha de este proyecto. El pasado 31 de diciembre finalizó la extracción del lignito pardo autóctono en la mina, aunque la central térmica de Meirama seguirá funcionando con mineral importado del extranjero. De esta forma se puso punto y final a la vida de un yacimiento abierto en 1980, y que ha dejado una huella imborrable en su entorno y en sus gentes. El cierre de la mina de Lignitos de Meirama S.?A. (Limeisa) se debe a las obras de modernización de la planta para dotarla de tecnologías más eficientes que permitirán a la central adaptarse al carbón limpio.
Normas europeas
Este cambio se debe a las nuevas exigencias medioambientales europeas. De hecho, las directrices de la UE establecen que en el 2020 las nuevas centrales térmicas de carbón deberán disponer de sistemas de «captura y secuestro de CO2», y que las que ya existen tendrán que estar preparadas para incorporarlos. El objetivo es que en el futuro se puedan reducir en un 90% las emisiones de dióxido de carbono. Los trabajos de modernización deberían estar listos el mes que viene, y han obligado a movilizar a medio millar de personas, que se han sumado de forma temporal a los obreros que trabajan de manera estable en las instalaciones.