Touriño se declara en rebeldía

GALICIA

La decisión del líder del PSdeG de imponer su agenda electoral desoyendo a Ferraz lo coloca también como principal responsable del resultado de las autonómicas

31 ago 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

El golpe de efecto logrado por el presidente autonómico, Emilio Pérez Touriño, al plantarle cara a la dirección federal del PSOE y renunciar al adelanto de las elecciones que le aconsejaban, lo convirtió en la galaxia socialista en un digno acreedor de esa imagen de William Wallace, o para el caso de Pedro Madruga, que se muestra como una persona capaz de aguantar a las presiones y que puede decidir en clave de país. El gesto rebelde del líder del PSdeG le hace ganar talla, pero no está exento de riesgos. Quizás el más importante es que Touriño está obligado a acertar en las urnas, pues se ha convertido en el único responsable del resultado que logren los socialistas en las autonómicas.

No es la primera vez, de todos modos, que el inquilino de Monte Pío muestra su carácter en las relaciones con los compañeros del Gobierno de Madrid. De ello sabe algo el vicepresidente Pedro Solbes, que se encontró en Touriño a un ferviente opositor a su propuesta de financiación autonómica, pero sobre todo la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, llamada al orden por el mandatario gallego cuando soltó aquello de que los plazos del AVE le ponían «los pelos de punta».

Espacio de autoridad

Pero es con su oposición al adelanto electoral con lo que Touriño da un verdadero golpe en la mesa, reivindica su espacio de autoridad y asoma ya como un peñasco sobre ese páramo estéril de las baronías territoriales que ha ido modelando Zapatero, con la ayuda de José Blanco, sobre todo desde su llegada a la Moncloa. El extremeño Rodríguez Ibarra, José Bono, Pascual Maragall o Francisco Vázquez fueron reemplazados por una nueva generación de barones -la de Fernández Vara, Marcelino Iglesias o José María Barreda- de un perfil más dócil y discreto. Solo el líder del PSC, José Montilla, y ahora Touriño dieron un paso para salirse del grupo y protagonizar sus particulares rebeliones.

En el caso gallego, además, el jefe del Ejecutivo no tardó mucho tiempo en comprobar cómo todos los dirigentes socialistas corrían a aplaudir su determinación de agotar la legislatura, aunque bien es cierto de que lo aplaudirían con igual fervor en caso de que optase por el adelanto para intentar ganarle espacio al PP y al BNG.

Porque si algo tienen claro varias voces relevantes del socialismo gallego es que el camino trazado por Touriño, con ser «acertado», es el que más beneficia a los intereses de los populares, e incluso está extendida la sensación de que el mandatario autonómico mordió el anzuelo que le preparó Núñez Feijoo cuando lo acusó de antemano de ser una marioneta de Ferraz por ceder a las pretensiones del adelanto.

La marcha atrás

Las críticas lanzadas en cascada por cada dirigente popular, unido al malestar que el anticipo parecía causar en el BNG, acabaron dando sus frutos y forzaron al líder del PSdeG a dar marcha atrás preparando ese golpe indómito a lo Braveheart para dejar claro que en Galicia quien manda es él.

Y a los socialistas, desde la calle Ferraz hasta la rúa de O Pino, no les queda otra que asumir la decisión como la mejor posible, aunque en Madrid pueda escocer un poco en el sentido de que rompe en añicos el calendario electoral esbozado por José Blanco para desactivar con dos derrotas consecutivas al PP de Mariano Rajoy (las elecciones gallegas y las vascas), antes de afrontar unas europeas en la que los socialistas podrían estar llamados a perder fuelle.

Con el no adelanto, por tanto, gana Touriño, que refuerza su imagen, y ganan tiempo el PPdeG y el BNG para prepararse. Y probablemente el único que pierda sea el PSOE, porque se le esfuma la chanza -según sus sondeos- de obtener un mejor resultado electoral. Touriño traza por tanto su propio camino hacia las urnas asumiendo la plena responsabilidad y consciente de que Ferraz se lavará las manos por lo que pueda ocurrir en la primavera del 2009.