Los derrumbes y corrimientos de tierra han afectado a varias vías de la red gallega en los últimos años. Estos son algunos ejemplos: La Escrita se resiste al hormigón desde el 2001. La sierra leonesa ya provocó serios problemas durante la construcción de la A-6. En noviembre del 2001, medio centenar de operarios trabajaban sin parar para sujetar la ladera, con grandes grietas y frecuentes desplomes entre los kilómetros 414 y 418. Fue necesario construir dos grandes taludes y un falso túnel. Derrumbe del túnel de O Cereixal, también en la ?A-6. Fue otro de los reveses técnicos que sufrió la autovía del Noroeste. Una parte del túnel, en Becerreá, se vino abajo y con él cientos de toneladas de tierra. El cráter que dejó era del tamaño del Coliseo coruñés. Ocurrió en julio del 2000, pero no se supo hasta septiembre. Desprendimiento en la autovía de Vigo a Porriño. Esta vía permaneció cortada en sentido Porriño varios días en marzo de 1995 por un desplome de tierras a causa de la lluvia. Provocó varios accidentes, pero sin víctimas. Caída de un talud en la autovía Rías Baixas. Fue en diciembre de 1998 y aún no habían pasado ni 24 horas de la apertura al tráfico de la carretera. Desplome en la A-55 a su paso por Tui. El 12 de marzo del 2001, a las tres y media de la madrugada, un alud de tierra y piedras en el kilómetro 17 de la autovía A-55 entre Vigo y Portugal, a su paso por el concello de Tui, invadió la calzada y alcanzó a tres vehículos que circulaban por la carretera. Dos conductores sufrieron heridas leves y la avalancha afectó a la finca de una vivienda, que quedó a seis metros del precipicio. Cierre del corredor de O Morrazo. Ocurrió el 14 de diciembre del 2006. La Xunta cerró por la noche la salida principal del corredor en Cangas por temor a un «grave desprendimiento». Los técnicos de mantenimiento vieron que una roca de 60 toneladas que las lluvias habían dejado al descubierto amenazaba con caer sobre el asfalto.