Los investigadores sospechan que se trata de un atentado contra la construcción del puerto de Massó
10 jul 2009 . Actualizado a las 11:50 h.Veinte personas de un edificio de Cangas fueron desalojadas en la madrugada de ayer a causa de un incendio provocado por el grupo independentista radical Resistencia Galega en un cajero automático de Caixanova en la avenida de Bueu, frente a la lonja. Los investigadores dan por hecho que fue este grupo por la aparición de las siglas RG en el escenario de los hechos y sospechan que se trata de un atentado contra la construcción de un puerto deportivo en la antigua fábrica de Massó. «Este grupo aprovecha cualquier conflicto para hacerse notar», sostienen fuentes de toda solvencia.
Todo indica que Resistencia Galega habría situado este proyecto en el centro de sus objetivos. De hecho, en mayo del año pasado enviaron una carta bomba que fue desactivada a las oficinas del grupo Marina Atlántica, que promueve la obra.
El de ayer es el tercer atentado que se registra en el municipio cangués en dos años. Los anteriores ocurrieron en mayo y noviembre del 2007, contra una urbanización en O Gatañal y contra una inmobiliaria en el barrio de O Forte, respectivamente. Todo apunta a que en los tres casos la autoría fue de este grupo radical.
En el caso del registrado ayer, el incendio del cajero generó una nube de humo de tales proporciones que Protección Civil de Cangas decidió desalojar el edificio de cinco plantas en cuyo bajo está la oficina bancaria. Unas veinte personas, incluidos ancianos y niños pequeños, abandonaron sus viviendas de madrugada hasta que fue apagado el fuego.
La brigada científica de la Guardia Civil investiga el atentado, en el que se usó un modus operandi distinto al no recurrir a un artefacto. Todo indica que los autores rociaron con gasolina y disolvente el cajero, dejaron un reguero de combustible por la acera a lo largo de unos cinco metros, y le prendieron fuego. Justo encima del inicio de esta mecha, en la pared de un comercio de productos agrícolas lindante, dejaron su firma: un anagrama con las siglas RG. La policía encontró en el lugar un guante y un mechero roto.
Al quedar la puerta bloqueada, los responsables de emergencias rompieron la cristalera con un martillo para sofocar el fuego. El humo se introdujo a través de la tubería del aire acondicionado en el cuadro eléctrico del edificio y en el tiro de escaleras, lo que llevó a Protección Civil a ordenar el desalojo.
Los investigadores creen que hay un grupo de radicales que actúan entre Vigo y Cangas y a los que ahora mismo se sigue la pista. Se cree que los autores del ataque de ayer podrían ser dos o tres personas.
Tensión entre los vecinos
Entre los vecinos, el susto ayer era tremendo. María Esther Soliño, del primero B, bajó en pijama, asustada, y arropado en su colo, abrigado con una manta, a su hijo Andrés, de diez meses. «Cuando oí el timbre pensé que estaba soñando, pero al oír a mi madre gritar: 'Baja, baja, que está ardiendo Caixanova', cogí al niño y salí corriendo» dijo. «Pensándolo ahora, fríamente, si llega a explotar o incendiarse el edificio, hubiera sido un caos».
La vecina del tercero D, María Martínez, de 78 años, salió en camisón y precisó ayuda. «Colléronme un por un brazo e outro polo outro e baixáronme». Josefa Santos, del quinto, tenía también el susto en el cuerpo. Ella oyó a su nieta que le gritaba a ella y al hermano para alertarles de lo que ocurría: «Levantaos, salid rápido, que está ardiendo abajo». La señora, de 84 años, se mareó al llegar a la calle. Su hija la animaba: «Tranquila, mamá; no pasa nada. Estamos todos aquí».