Pilar Rojo achaca el tenso inicio de esta legislatura al proceso de adaptación y a los cambios tras las elecciones, «en algún caso inesperados para algún grupo»
05 dic 2009 . Actualizado a las 14:59 h.Tras unos meses apartada de la vida política por una enfermedad, Pilar Rojo vuelve con las pilas cargadas al Parlamento. Y lo hace con el objetivo de lograr una legislatura fructífera y en la que se rebaje el clima de tensión.
-Tras años de diputada, ¿el hemiciclo se ve con otra perspectiva desde la presidencia?
-Cambia hasta la perspectiva física. Sí, se ve diferente. Cuando llegas como diputado tienes un trabajo que cumplir, y como presidenta te das cuenta de que además de diputada tienes una responsabilidad sobre tus compañeros, y de todos los partidos. También me sentía responsable cuando era diputada, ya que tenía que ser yo la que posicionaba a mi partido en determinados temas, pero ahora es una responsabilidad de otro tipo. Quizás más institucional, estando por encima de las siglas de los partidos y defendiendo los derechos y obligaciones de todos. -¿Es difícil cambiar el «chip» de partido? -Al principio tienes que pensarlo. Vengo de una legislatura en la que además estábamos en la oposición y llevábamos una serie de temas que al fin y al cabo eran críticas al Gobierno. He tenido debates duros en el Parlamento, y de repente llegas a un puesto en el que hasta para opinar lo tienes que pensar, porque no quiero faltarle a ninguno de los grupos. Incluso al ir a actos de partido tienes que plantearte cosas, porque no quiero ofender a nadie. -¿Ha tenido que agarrarse a la silla para no saltar en alguna ocasión? -Cualquier diputado, respecto a algún tema que escuche, si tuvo responsabilidades en esa área, puede pensar lo mismo, pero los parlamentarios tienen la suerte, entre comillas, de que pueden desconectar porque están repartidos por áreas. Yo se supone que estoy en la presidencia y tengo que escuchar todo y poner mucha atención. Efectivamente hay veces que dices «uf». -¿Qué cambios deben hacerse en el Parlamento? -Toda organización es mejorable. Sé las cosas que me gustaban como diputada y las que no. Cuando una tiene la oportunidad de que se mejoren no hay que estar cerrada a ello. Hoy en día hay muchas posibilidades a nivel de nuevas tecnologías, y una de mis apuestas fundamentales es esta. Me gustaría que acabáramos la legislatura siendo realmente un Parlamento virtual.
-¿Con plenos virtuales?
-Eso ya es más discutible, creo que hay una labor de debate y de presencia que es innegable. Una cosa es que las nuevas tecnologías nos permitan una conferencia a tres bandas porque alguien está fuera, pero el debate cara a cara es fundamental.
-Hoy mismo se dio a conocer que se suprimirán los regalos institucionales de Navidad, pero los grupos siguen sin renunciar al polémico plus de altos cargos. ¿No es una medida algo hipócrita?
-No tiene nada que ver una cosa con la otra. Si hablamos de hipocresías, me parece muy sorprendente -ya no digo hipocresía-, que cuando un grupo tiene la oportunidad de aprobar algo lo apruebe, y de repente diga que ya no está de acuerdo. Eso sí me parece incongruente. El Parlamento no pretende sustituir al Gobierno en materia de política social ni de nada, pero representamos a los gallegos, y que en un momento concreto seamos capaces de llevar a cabo una medida puntual y solidaria me parece perfectamente entendible. -La legislatura empezó con plantes en el hemiciclo. ¿Debería relajarse el clima del debate? -Los primeros meses fueron efectivamente tensos, era una situación complicada porque fue un inicio de legislatura con unos cambios en algún caso inesperados para algún grupo, y cualquier comienzo de legislatura requiere una adaptación. Creo que las cosas se relajaron y ya se llegó a acuerdos positivos. Los debates deberían relajarse más, me preocupa, puede haber debates durísimos, pero el faltar el respeto al adversario, entrar en las intimidades, agresividades dialécticas... Deberíamos pararnos a reflexionar. -¿Pero esto es algo que va a más en los últimos años? -Yo noto que hay ciertas líneas que nunca se deben de traspasar. Hay que saber distinguir el debate político de la relación entre compañeros. Ojalá me equivoque, pero sí veo que a veces los debates en el hemiciclo afectan ahora más a los ámbitos personales, o bien se utilizan palabras más duras, y eso se refleja en el día a día de la relación de los propios diputados. Hay que pararse a hacer autocrítica. Me gustaría que hiciésemos esta reflexión, porque a veces lo que ocurre se refleja fuera de forma equivocada, y tenemos que dar ejemplo de muchas cosas.