Tras una larga enfermedad, el pontevedrés Gonzalo Jar Couselo falleció en la madrugada de ayer en Madrid, donde tenía su domicilio habitual. Era uno de los pocos generales de división con los que cuenta la Guardia Civil y hasta el momento de su muerte ostentó el cargo de secretario general de la Gerencia de Infraestructuras y Equipamientos de la Seguridad del Estado.
Este pasado verano cumplió 60 años, estaba casado y tenía dos hijas. Gonzalo Jar nació en la parroquia de Lérez (Pontevedra) y desde siempre estuvo vinculado con esta ciudad y con el instituto armado. De padre guardia civil, Gonzalo Jar tiene un hermano, José Jar, que es segundo en el mando de la Comandancia pontevedresa.
Además, su apego a la ciudad y por el cuerpo quedó patente cuando, desde la Gerencia de Infraestructuras, fue uno de los principales impulsores para que la nueva Comandancia a orillas del Lérez fuese una realidad.
Gonzalo Jar fue un ejemplo en lo que se refiere a defensa de los derechos humanos. Así, en septiembre del año pasado, reconocía que uno de los campos que le llenaban de «satisfacción» era, «en colaboración coa Cruz Vermella, a divulgación do dereito internacional». Durante más de tres lustros, llevó a cabo esta cooperación que le permitió «facer programas de formación en Mozambique ou Cabo Verde. É unha maneira de matar a mala conciencia deste mundo que nos dá tanto e que, ás veces, non somos capaces de devolverlle algo do que recibimos».
Doctorado en Ciencias Políticas, participó en varios proyectos para fomentar el uso del gallego en las fuerzas armadas y fue autor de obras literarias entre las que destaca La protección de los periodistas en caso de conflicto armado, en la que quiso llamar la atención sobre el hecho de que los «los profesionales de la información son víctimas frecuentes» de las nuevas guerras. Compareció como perito en la vista oral por la muerte de José Couso, y defendió la necesidad de determinar si fue o no un crimen de guerra.