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El Papa recibió al menos 13 invitaciones antes de confirmarse que viajaría a Galicia

M. Cheda

GALICIA

El Vaticano comunicó en secreto al Gobierno hace 10 días la decisión personal del Pontífice de ir a Santiago

06 mar 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Benedicto XVI decidió en algún momento entre finales de la tercera semana de febrero y principios de la cuarta que el 6 de noviembre viajaría a Galicia, si bien no trascendió fuera de su entorno inmediato hasta unos días más tarde, en concreto, el 25. Aquel jueves, a la par que el sustituto de la Secretaría de Estado del Vaticano, Fernando Filone, enviaba al arzobispo de Santiago, Julián Barrio, una comunicación reservada confirmatoria de la noticia, el nuncio apostólico en Madrid, Renzo Frattini, remitía a la subsecretaria de Asuntos Exteriores, María J. Figa, una nota verbal embargada con esa misma información, la cual quiso hacer pública la Iglesia el 3 de marzo. Su difusión enorgulleció a muchos. No en vano, hasta ese momento y desde el 2006, el Pontífice había recibido un mínimo de 13 solicitudes formales para que visitara Compostela en año santo.

«Cualquier visita papal obedece a una invitación institucional planteada por un Estado, siempre de acuerdo con su conferencia episcopal, o bien a una iniciativa estrictamente eclesiástica», explica el embajador de España cerca de la Santa Sede. «En este caso -abunda Francisco Vázquez-, y aunque se trata de un viaje fundamentalmente pastoral, se ha producido una coincidencia de esos dos canales más un tercero: el interés propio del Santo Padre». Su versión la corrobora monseñor Francisco Froján, religioso de Caldas (Pontevedra) destinado en Roma desde 1999. Sin titubear, afirma: «Al éxito han contribuido muchos, pero es fruto sobre todo de una decisión muy personal de Su Santidad».

Cuando monseñor alude al concurso de «muchos» no exagera un ápice. Porque a Joseph Ratzinger lo convidaron en firme a participar en el jacobeo nueve autoridades personalmente, por carta o bien a través del número dos de su gabinete, Tarcisio Bertone. Vázquez lo hizo tres veces, en mayo y junio del 2006, así como en el ocaso del verano pasado; Barrio, dos, nada más comenzar el presente mes y hace cinco; y el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, otras tantas, el 12 de octubre y el 4 de febrero del 2009. En esa fecha también se lo propusieron el Rey, el jefe del Ejecutivo central, Rodríguez Zapatero, y su vicepresidenta primera, Fernández de la Vega, mientras que el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, los emuló este lunes.

Finalmente, en un número indeterminado de ocasiones en las últimas tres semanas se volcaron en la causa el líder de la Conferencia Episcopal Española, el lucense Antonio María Rouco Varela, y el cardenal Antonio Cañizares, a quien el Papa, en señal de afinidad, había nombrado en diciembre del 2008 prefecto de la Sagrada Congregación para el Culto Divino. La incorporación de ambos a la negociación se produjo en un instante crucial, «cuando todo podía haberse venido abajo debido a ciertos imprevistos o, como afortunadamente pasó, prosperar», revela un conocedor del proceso.

De todas las ofertas cursadas ante el Papa, destaca una que Vázquez formuló el 10 de septiembre. Cometiendo «una pequeña infracción diplomática», le dijo: «Tiene que ir. Son dos horas de vuelo, como si fuera usted a Rímini. Va y viene en el día...». El vicario de Cristo rió.