El alto comisionado espolea a la Xunta para que, al margen de las ayudas, promueva más plazas asistenciales
16 mar 2010 . Actualizado a las 12:33 h.Los problemas asociados a la aplicación de la ley de dependencia en Galicia siguen estando, como ocurrió ya el año pasado, entre los principales asuntos abordados por el valedor do pobo, Benigno López, que a lo largo del 2009 tramitó 361 quejas ciudadanas -el triple con respecto al ejercicio precedente- relacionadas en la mayor parte de los casos con los retrasos en las valoraciones de los pacientes y en la concesión de las ayudas. El alto comisionado del Parlamento constató que, en la mayor parte de los casos, los argumentos esgrimidos por los denunciantes «eran fundados», dijo, y pidió un esfuerzo a la Administración para que no fíe toda su política a la concesión de pensiones directas, pues considera conveniente impulsar también los servicios y las plazas asistenciales.
Benigno López entregó ayer a la presidenta del Parlamento, Pilar Rojo, el informe anual elaborado por la institución, cumpliendo así su compromiso de rendir la memoria en el primer trimestre de cada ejercicio para que pueda ser debatida por los grupos políticos. El documento refleja que en el 2009 el número de reclamaciones continuó en ascenso, hasta las 2.634, setenta más que el año precedente. Por áreas, los servicios sociales acapararon el grueso de las quejas (361), seguidas del ámbito del empleo público (336) y las expropiaciones (262).
En lo que respecta a los servicios sociales, prácticamente cinco de cada seis quejas están directamente asociadas a la ley de dependencia. El valedor detalla en la memoria que los «maiores atascos» se concentran en las valoraciones de dependencias severas o moderadas, debido a que la Xunta decidió priorizar los casos de grandes dependientes. Además, señala que las «longuísimas demoras resultan completamente inadecuadas» cuando se trata de atender a personas con grandes necesidades y de edad avanzada.
Benigno López también le da un aldabonazo a la Xunta, al señalar que «hai unha realidade que é preciso cambiar», en alusión a que se suele optar por la concesión de ayudas, descuidando a veces la creación de servicios y plazas asistenciales.