Lucenses y gallegos en general se preguntan qué está pasando en Lugo: la operación Carioca contra la mafia de los clubes de alterne, y antes el caso de la retirada de multas en Tráfico y la Policía Local, y el de los chinos que aprobaban el carné de conducir sin saber castellano... La respuesta es sencilla: ¿quién levantó estos casos? Todos, sin excepción, fueron investigaciones por propia iniciativa a cargo de las juezas responsables de los juzgados número 1 y número 3, María del Pilar Lara Cifuentes y Estela San José Asensio, respectivamente. Dos profesionales jóvenes que llegaron a Lugo recientemente bregadas en otros juzgados duros, sin apegos ni amistades peligrosas en la ciudad y que cada vez que les llega un tufillo a podrido hincan el bisturí a conciencia. No es que Lugo sea un lugar con más corruptelas que cualquier otra capital de provincia.
Además, desde que pasaron por la ciudad los fiscales García Calderón e Izaguirre, la labor de investigación de la Fiscalía lucense sufrió un parón absoluto. Antaño, las pesquisas eran lideradas por la Fiscalía, y levantaban periódicamente casos similares a los que hoy se investigan en Lugo. Hay que recordar que Calderón se fue como fiscal jefe de Andalucía después de haber mandado a la cárcel al famoso alcalde de O Vicedo Isaac Prado Villapol; y al de A Pobra do Brollón; y de sentar en el banquillo al de Carballedo, que salió absuelto. Pero además, sacó de los cajones el caso Pandora, con muchas similitudes al actual Carioca, el de aquella mujer del mundo de la noche que también explotaba a las prostitutas en sus clubes y acabó en la cárcel porque Calderón se empeñó en reabrir un asunto que dormía en los cajones.
Tras la marcha de Calderón llegó Izaguirre, quien, con un simple policía inteligente y trabajador como el inspector Nieto, entró en la Diputación y reventó los tinglados de Cacharro y sus adjudicaciones de obras a ciertas consultorías. Pero también él se fue a Vitoria y la operación Muralla lleva cuatros años en los cajones y con diez imputados.
Por tanto, estas dos juezas no están haciendo más que seguir la labor que antes hacían los fiscales. Y, guste o no, es un tarea de limpieza muy sana en cualquier ciudad.