En un mismo día, Miguel Martínez Basurco nadó seis kilómetros, corrió 62 hasta O Cebreiro y desde aquí completó otros 180 en bici hasta Compostela
02 ago 2010 . Actualizado a las 02:00 h.La suya fue una peregrinación particular. Nadie dijo que las etapas estipuladas para el Camino de Santiago había que seguirlas a rajatabla y por eso él, en un solo día, recorrió 250 kilómetros. Todo ello forma parte de un desafío, el del deportista Miguel Martínez Basurco, de Villafranca del Bierzo (León). De puerta a puerta es el nombre que le ha dado a eso que hizo ayer: primero, nadar unos seis kilómetros en el embalse de Bárcena; después, correr desde Cubillos del Sil hasta O Cebreiro (unos 62 kilómetros) y, aquí, subirse en una bicicleta y completar los 180 que separan este pueblo de Santiago. Desde la localidad de Camponaraya, todo su trayecto coincidió con la ruta francesa hacia el Apóstol. El nombre del desafío tiene su justificación, ya que en la llamada iglesia de Santiago, situada en Villafranca, al igual que ocurre en Compostela, también existe una Puerta del Perdón donde ganar la indulgencia plenaria. Él las unió.
Basurco ama el deporte y quizás por eso todo fue mejor de lo previsto. A la hora de nadar, no tuvo el aire en contra, «aunque el agua del pantano estaba demasiado caliente». Cuando alcanzó O Cebreiro llevaba algo más de seis horas y media en activo. Mucho menos cansado de lo que se podría esperar, tomó agua, se cambió de indumentaria (el uniforme de corredor por el de ciclista) y recibió ánimos de los que pasaban. Solo diez minutos de mudanza.
Felicitación de un presidente
A este triatleta villafranquino, en O Cebreiro, no solo lo recibió la niebla y el frío que ayer volvió al pueblo, sino también los amigos y familiares que van con él. Quiso la casualidad que en la iglesia de Santa María la Real estuviese en ese momento el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera Campo, quien no desaprovechó la oportunidad de darle sus ánimos y felicitarlo. «Lo peor ya ha quedado atrás», afirmaba Basurco, mientras se ponía el casco, las zapatillas correspondientes y emprendía la última prueba del triatlón. Quedaban por delante varias horas de bicicleta. Preveía llegar a Santiago sobre las diez de la noche, pero la cosa fue mejor de lo esperado y alcanzó su meta algo después de las ocho. Doce horas y pico de desafío deportivo.