El nombre de Severino Reija habla de fútbol en posición de defensa. Nació en Lugo («calle San Roque»), pero pronto se mudó a A Coruña. Entró primero en el Oza Juvenil y después en el Deportivo, donde jugó dos temporadas. Vendrían después diez en el Real Zaragoza. En esta ciudad sigue viviendo. Internacional más de una veintena de veces con la selección española, participante en dos copas mundiales y uno de los héroes de la Eurocopa del 64: victoria final sobre la Unión Soviética (2-1). Reija aún vive «intensamente» el deporte, pero hay otro mundo que también le tira, y mucho: el Camino de Santiago.
Ayer mismo recaló en O Cebreiro, punto que él admira: la subida es dura, pero la recompensa en forma de vistas y de ambiente peregrino no tiene precio. Este año empezó -siempre a pie y solo- en Roncesvalles, el 16 de julio. Su primera vez fue en el 2000, por la ruta aragonesa y por una promesa. Inexperto, entre noviembre y diciembre, y superando dificultades atmosféricas y físicas.
Desde entonces, a esa ruta le ha añadido otras siete -estas en verano- bajo una buena excusa: un Camino por cada nieto. Tiene once, así que le faltan tres peregrinaciones, «y esperando que no aumente mucho más la familia», bromeaba. Va por orden de nacimiento y va «muy bien» a sus 71 años. Camina a un ritmo de seis-siete horas por día. Etapa por etapa. Siempre se prepara mes y medio antes de partir y así lo recomienda. Madruga para evitar altas temperaturas y constata que el Camino es otro mundo: «Uno se libera de todo, se aísla en cierto modo».