Una oleirense víctima de palizas por parte de una adolescente con trastornos de conducta pide amparo a la Xunta para evitar «que algún día pase lo peor».
10 sep 2010 . Actualizado a las 13:59 h.Es la historia de una madre que no puede con su hija. Una mujer que ha recibido palizas y amenazas de muerte de quien más quiere. Es otro de esos casos en que una familia siente pánico hacia uno de sus miembros adolescente. Y pide ayuda.
La hija tiene 17 años y en unos días regresará a casa tras pasar unas semanas en un centro de menores. La madre no sabe cómo va a volver. Si como se fue, amenazándola de muerte («me sacó un cuchillo», dice), o como «el ángel que es cuando está bien», cuando no le vienen brotes psicóticos. Porque la adolescente está diagnosticada con un trastorno límite de la personalidad y disfunción social, enfermedad que suele empujarla a la agresividad. Sobre todo contra su madre, a la que dio palizas «ni se sabe cuantas veces». Hoy, esta mujer pide amparo a la Xunta. Pide ayuda para su hija, pide una cura que ella no le puede dar, un centro especial con un seguimiento profesional. Si no le dan lo que pide teme que algún día pueda pasarle lo peor.
No es que no la quiera. Dice que jamás va a abandonar a su hija. La quiere con ella toda la vida, «pero tratada, con un seguimiento especializado y avalado por la Xunta y por la Justicia», según reclama P.?A., esta vecina oleirense que lleva semanas llamando a todas las puertas para que le den una solución.
Esta mujer ya sabía hace ocho años, cuando fue a Colombia a adoptar a la niña y a su hermana, que «tenía problemas psicológicos muy graves». Ni sabía leer ni escribir con 9 años. Con mucho esfuerzo y «sobre todo cariño» costó mucho su adaptación. Pronto llegaron las palizas, las amenazas, el tener que buscar un lugar en el que vivir a salvo para dos mayores que tenían a su cargo. Lo intentaron todo «para curarla, para poder llevar una convivencia normal».
Cuando la niña pegaba a su madre, esta callaba. Hasta que hace unas semanas el médico que la atendió por las lesiones le dijo que lo denunciaba ella o lo haría él. La convenció y dio un paso «dolorosísimo». A la adolescente la internaron en el centro Montefiz de Ourense y en breve tendrá que asistir al juicio por la última agresión a su madre. Fue una de las peores, pues llegó a amenazarla con un cuchillo.
Reclama que a su hija le den un reconocimiento de grado de discapacidad. Si no, «¿dónde la puedo controlar? ¿Y si un día le da otro brote? ¿Le volverán a dar un Valium y para casa de nuevo?».
Desde Familia se afirma que estudiarán el caso y añaden que hay centros terapéuticos en Galicia para adolescentes similares.