La luz que se apaga

GALICIA

11 oct 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Recuerdo haber oído de niño la siguiente parábola: al nacer, alguien enciende una vela con tu nombre. Tu vida durará mientras esa vela no se consuma o la apaguen. Unas velas son más largas que otras, aunque todas terminan agotándose. Para mantener la luz, cada vela debe compartir su llama con otra y encenderla. Solo de este modo venceremos a la oscuridad.

Desde una perspectiva científica, todos los seres vivos nacen con fecha de caducidad. Sus cromosomas dependen de los telómeros para determinar su tiempo máximo de existencia. Galicia es un ser vivo colectivo. Pero su vela se consume rauda. Anda floja de telomerasa y se encuentra en un proceso senescente que los gallegos no perciben o no quieren percibir. Desde 1981 nacen en Galicia menos de 2,1 niños por pareja. Desde 1996 tiene la natalidad más baja de Occidente, entre 0,9 y 1,1 niños. Entre 1998 y el 2007, la edad media subió de 41,7 a 44,4 años, mientras que en Europa pasó de 38,8 a 40,7. Llegar a viejo es una bendición. Lo malo es que no hay emprendedores vitales suficientes para no caer en la oscuridad. Con más ancianos habrá que construir más hospitales y aumentar la factura farmacéutica. Apoyar a los emprendedores vitales es crucial. Muchas de las palancas para hacerlo radican en Bruselas, pero allí ciertos cráneos solo piensan en racionar la escasez, aunque esa no es una estrategia digna de tal nombre.