Varios parlamentarios admiten en privado que las fotos de escaños vacíos son «o peor exemplo»
25 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.«Non é ningunha novidade». Con expresiones como esta, pronunciada por un veterano diputado autonómico, y con gestos de comprensión y de encogimiento de hombros, recibieron ayer en el Parlamento la información que sacó a la luz las reiteradas ausencias -a veces de tardes enteras- en las que incurren durante las sesiones los miembros del gobierno de la Cámara, la llamada Mesa, quienes a la postre tienen asignada una remuneración que duplica la de un diputado raso.
«É escandaloso», dice asombrada una diputada que ocupa escaño en la segunda fila del hemiciclo, que se resiste a creer que los cinco miembros de la Mesa pudieran «latar», por término medio, al 77% de la sesión plenaria del pasado miércoles, con extremos como el del nacionalista Anxo Quintana, vicesecretario del Parlamento, que solo estuvo en su puesto 30 minutos de las cinco horas del debate, lo que contrasta con las cuatro horas presenciales de José Manuel Baltar.
La presidenta del Parlamento, Pilar Rojo, eludió ayer pronunciarse oficialmente sobre esta situación, al igual que hicieron los portavoces parlamentarios, si bien no es la primera vez que se escuchan voces muy críticas en el grupo del PP hacia las ausencias constantes de los dos miembros de la oposición en la Mesa, Ricardo Varela (PSdeG) y Anxo Quintana (BNG), pues aducen que «tampouco asisten a unha de cada tres» reuniones que celebra la Mesa, que es convocada un promedio de cuatro veces al mes.
«Todo el mundo sabe que la Mesa funciona como un retiro, que sus miembros no destacan precisamente por su actividad y que la oposición utiliza estos puestos para otras cosas», destaca un veterano diputado del PP, que añade que este tipo de informaciones y los hechos que las motivan es lo que provoca el «descrédito generalizado» de la clase política.
Otro parlamentario socialista señala que, en otras etapas del Parlamento, «as ausencias estaban moito máis xustificadas, pero agora dá a impresión que á presidenta se lle vai o caso das mans».
«Este é o peor exemplo», dice una diputada del BNG, que pueden dar los representantes públicos en una situación de crisis como la actual. Y confía en que la información sirva como «toque de atención» para que esta actividad se tome un poco más en serio.