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Fallece el bebé que nació en la iglesia tras la cesárea a su madre asesinada

alejandro posilio MADRID / LA VOZ

GALICIA

Álvaro no pudo superar las graves lesiones que le causó estar 15 minutos sin respiración

04 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Álvaro, el bebé de Rocío Piñeiro que había nacido por cesárea tras el asesinato de su madre el pasado jueves en la iglesia madrileña de Santa María del Pinar, falleció a las 15.40 horas de ayer, según confirmaron fuentes del Hospital La Paz, donde permanecía ingresado desde que se produjo la tragedia. El pequeño no pudo superar las graves lesiones que presentaba.

El niño fue extraído del seno materno en una intervención de urgencia en el propio templo, al ver que su madre, de 36 años, había fallecido tras recibir un tiro a bocajarro en la cabeza. Ceferina Cuesta, médica del servicio de urgencias de la capital, tomó la decisión y llevó a cabo la intervención en los bancos de la iglesia tras ser informada por una psicóloga del mismo cuerpo de que Rocío estaba embarazada prácticamente a término, pues llevaba 40 semanas. Incluso tenía previsto someterse a una cesárea dos días después.

Tras realizar la operación, los sanitarios le practicaron al niño la reanimación cardiopulmonar y lograron que recuperara el pulso. Esto sirvió para que el pequeño fuera trasladado en una incubadora especial de una uvi móvil al centro sanitario, donde ingresó en la sección de maternidad. Las lesiones que le causaron los casi 15 minutos que estuvo sin respiración ni riego en el cerebro resultaron insuperables. Incluso médicos especialistas ya habían advertido de que el recién nacido podría sufrir graves lesiones neurológicas en el cerebro si salía adelante.

Graves lesiones

El hospital no informó sobre la evolución del bebé por orden expresa de la familia, que quería preservar su intimidad, aunque al parecer el pequeño sufría graves lesiones. Rocío Piñeiro falleció después de que Iván Berral, madrileño de 34 años con ocho antecedentes penales y al que no conocía, le descerrajara un tiro en la sien, posiblemente por estar embarazada, al igual que la pareja del asesino, que lo abandonó hace dos meses tras sufrir malos tratos. En el suceso también hirió de dos tiros en el pecho a María Luisa Fernández, de 52 años.