Fue un viaje en el espacio y en el tiempo. Los discursos fluyeron hacia otros escenarios. Los populares se refirieron a otras comunidades que «están peor» que Galicia. Los socialistas, al 2009, al fin del Gobierno bipartito, «cando estabamos mellor». El BNG, a Madrid, al día de hoy. Porque hoy precisamente Alberto Núñez Feijoo se reúne con Mariano Rajoy. No como el acontecimiento interplanetario del que hablaba Leire Pajín cuando se refería al encuentro entre Zapatero y Obama. Pero la cita sí revoloteó entre los diputados. Aunque alguno, donde realmente quería estar era en el Santiago Bernabéu, porque durante el receso y en la segunda parte del debate afloraron los «minuto a minuto» del Real Madrid-CSKA de Moscú en las tabletas.
Del pasado, al futuro. De Madrid a Oza dos Ríos. De Bono a Touriño. De Quintana a Borrell. Fue una tarde de idus y venidus de marzo. Aunque ayer no parecía marzo. Los 26 grados de la calle eran más propios del bronceado del conselleiro Javier Guerra que del agonizante invierno. Aunque en el interior del Parlamento el ambiente era más frío que en la primera jornada del debate. Los partidos ya habían exhibido a sus alcaldes en las butacas de invitados el lunes, en el día grande. Y en las intervenciones, los jefes de filas dieron paso a sus gregarios. «Vai ver vostede a Rajoy. ¡Parabéns! ¿Para que?», espetó la nacionalista Ana Luisa Bouzas, que abrió el fuego. Como en Eurovisión, buscó un estribillo que dejara huella. El BNG eligió un machacón «Galiza vai maaaal». La popular Marta Rodríguez Arias, con estilo gafapasta, emuló a Alejandro Sanz para defender la solvencia del Ejecutivo con su «non é mesmo, non é o mesmo pagar que deixar a deber, non é o mesmo».
Más lírico estuvo el socialista Abel Losada en su arranque. Hizo poesía con las cifras de la Xunta. Habló del «limbo estadístico del Sergas» y gritó: «¡Torturen os datos como queiran!». Hasta realizó un velado homenaje a Félix Rodríguez de la Fuente, de cuya muerte se cumplían ayer precisamente 32 años. «Cando fala da lingua galega parece que fala vostede do lince ibérico», le dijo Losada a Feijoo.
Pero Losada hizo que por el Parlamento asomara, en cambio, el lobo. La operación Campeón. El caso que salpica a los tres partidos. Fue Losada el que aludió a la implicación de altos cargos del Igape. No hubo contraataque por parte de los oponentes. Muchos de los golpes fueron para Guerra. Incluso entregó copias del BOE a la mesa del Parlamento para que Feijoo «se entere» del decreto eólico. Losada fue in crescendo. Con él también cruzó palabras desde su asiento el popular Alberto Sueiro, que ejerció de follonero del PP. En la bancada socialista, uno de los agitadores de la jornada fue Manuel Gallego.
Por momentos el debate abordó la política atómica más que la autonómica. Los populares presumieron de la fusión de concellos y criticaron la fisión de la oposición. Y, con esta energía nuclear, la temperatura fue subiendo. Más lío. Más comentarios cruzados. Aunque, al final, por momentos, entre los diputados rumorosos del Parlamento, entre las correcciones de cifras y entre las puñaladas verbales, se deslizó más de un «¿cómo va el Madrid?».