El socorrista del Liceo dice que no apartó la vista de la piscina

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

Los padres de Diego en la primera jornada del juicio
Los padres de Diego en la primera jornada del juicio PACO RODRÍGUEZ

Cree que el niño salió del agua sin avisar y regresó en el cambio de clase

15 ene 2013 . Actualizado a las 12:11 h.

Las declaraciones de los imputados no arrojaron apenas luz sobre lo que ocurrió entre las 10 y las 10.30 horas en la piscina del colegio coruñés Liceo la Paz el 30 de marzo del 2009. Un niño de 4 años, Diego Novo, apareció en el fondo y tras la primera sesión del juicio en la Audiencia Provincial sigue sin saberse en qué momento cayó o se metió en el agua, ni por qué nadie lo vio pese a que había dos adultos vigilando a un grupo de 13 niños. Ninguno de los presentes aquella mañana en la clase de natación supo decir cómo pudo ahogarse. Ni la monitora ni el socorrista que dirigían la clase lo vieron salir del agua ni regresar a ella. Lo único que tienen son suposiciones. Y la de más peso es que el crío abandonó la piscina para ir al baño sin pedir permiso y sin avisar. Se quitó la burbuja y en los aseos una profesora le llamó la atención por estar solo y descalzo, obligándolo a regresar a la piscina. El niño lo hizo por otra puerta, justo en el momento en el que los adultos acompañaban a los demás niños a los vestuarios una vez concluida la hora de natación.

Así lo creen tanto el socorrista como la monitora, que aquella mañana cubría la baja de la profesora titular de la clase. Tampoco se quejaron de falta de personal. Ese día, en concreto, según la monitora de apoyo, eran suficientes los adultos que había. Mientras ella se hacía cargo de la clase, el socorrista vigilaba. No así en otras ocasiones, según añadió, «que sí estábamos desbordados». Pero dos personas «son suficientes» para un grupo de 13 niños, apostilló.

El socorrista recordó que aquella mañana recibió a los niños de la clase de Diego Novo. Pasó lista y luego les fue colocando uno a uno las burbujas. Mientras tres críos se quedaron en el borde porque tenían miedo, los otros -entre ellos el pequeño fallecido- se pusieron a jugar en el agua y «en la media hora que duró la clase no aparté ni un momento la vista». Es más, añadió que en ese tiempo realizó recuentos constantemente. Siempre «lo hice así», manifestó este trabajador que, aparte de socorrista, se encargaba del mantenimiento de la piscina.

Poco antes de concluir la clase la monitora se ausentó para ir al baño y él quedó solo con los críos. «En ese tiempo no hubo nada anormal», recordó. Y cuando aquella regresó, ordenó a los niños salir del agua y, «según el protocolo de entonces», les fue quitando las burbujas. No pasó lista -a raíz del suceso sí se pasa lista antes y después de la clase- y, ayudado por su compañera, acompañó a los niños al vestuario. No supo decir si entre ellos estaba Diego. A los 10 minutos, este hombre regresó a la piscina con otro grupo de niños y fue cuando vio al niño en el fondo. De nada sirvieron los esfuerzos por reanimarlo.