La organización desmantelada en la operación Caballo de Troya era como una hidra, un monstruo policéfalo que tenía su cabeza principal en Valencia pero que operaba por toda España a través de numerosos registros mercantiles. Su actividad tenía como objetivo último la obtención de elevados beneficios económicos y el sistema era siempre el mismo: comprar empresas en crisis por cantidades simbólicas para después, presuntamente, limpiar sus activos y ponerlos a salvo, infringiendo la ley, de tal forma que no quedase dinero para pagar a los deudores cuando se presentase el concurso de acreedores.
La cabeza de la red estaba en Valencia porque de esta comunidad es Ángel de Cabo, al que la policía considera el principal responsable de la organización y que está en la cárcel por hechos similares en las compras de Marsans a Gerardo Díaz Ferrán, expresidente de la CEOE, y de Nueva Rumasa a la familia Ruiz Mateos. Según los investigadores, el Liquidador manejaba la información e impartía instrucciones, figurando como administrador, apoderado o socio de numerosas sociedades mercantiles que conforman el entramado empresarial de esta organización.
En Valencia fueron detenidas cinco personas, entre ellas la mujer de Ángel de Cabo, María Consuelo Garrido Ortiz, también implicada en la operación Crucero y a la que encontraron en su lujoso chalé 100.000 euros en cheques al portador y otros 30.000 euros en metálico.
El único detenido gallego es directivo de la empresa Gallega de Molienda de Clínker, con sede en Coirós (A Coruña). En Madrid fueron arrestadas otras siete personas, entre ellas Alfredo Cuevas, un hijo del expresidente de la CEOE José María Cuevas, ya fallecido. También fue detenido en Madrid uno de los hijos de Martínez Núñez, José Luis Martínez Parra, mientras que su hermana Maribel fue capturada por la policía en Ponferrada, donde se encuentra la sede del grupo empresarial.