El apodo del Liquidador para Ángel de Cabo no era exagerado. El empresario valenciano se estrenó en el 2009 en el sistema de compra de empresas en crisis que lo ha llevado a la cárcel. En aquel año adquirió por un euro la constructora Teconsa, de la familia Martínez Núñez. Después hizo lo propio con Viajes Marsans, de Gerardo Díaz Ferrán, y con la Nueva Rumasa de los Ruiz Mateos. Estas operaciones están también bajo sospecha y forman parte de los sumarios de la operación Crucero y de la Gürtel, pero fue en febrero del 2012 cuando la compra por parte de De Cabo del Gran Hotel de Santiago, por el que pagó dos euros, hizo sospechar al juez Vázquez Taín.
En el caso Caballo de Troya, De Cabo compró por unos pocos euros tres hoteles que tenían más de 25 millones de euros en activos. El negocio estaba en ocultar esos fondos en connivencia, presuntamente, con la familia Martínez Núñez.
Tras un proceso de deterioro continuo de las empresas, los hoteles gallegos habrían corrido la misma suerte que el resto de las empresas que adquiría Ángel de Cabo. Es decir, una total descapitalización para que cuando se presentase el concurso de acreedores no quedase nada con lo que hacer frente a las deudas con los proveedores y los trabajadores.
En la operación se bloquearon más de 400 propiedades inmobiliarias, así como ochenta vehículos, 440.000 euros en efectivo, pagarés y cheques, una gran cantidad de documentación, un revólver con munición y varios ordenadores. En total, hubo 17 registros en Ponferrada, Madrid, Valencia y Coirós (A Coruña).