Antonio Cordeiro, originario de Cangas, trabaja en la isla con la Cooperativa de armadores de Vigo
14 mar 2013 . Actualizado a las 19:03 h.Con alma de aventurero y por esos destinos de la vida, Antonio Cordeiro es el único gallego que reside en las islas Malvinas, donde votó en el reciente referendo en el que apoyó el «sí» a la soberanía británica del archipiélago.
Cordeiro es agente de la compañía marítima Sulivan Shipping Services, que da servicios a barcos pesqueros cuando tienen dificultades, y como residente en las islas tiene derecho a voto.
Vino a estas lejanas tierras del Atlántico sur en 1989, después de que las duras exigencias laborales como marino mercante le mantuvieran largas temporadas alejado de su mujer y sus dos hijos, por lo que sintió la necesidad de buscar otros horizontes.
Y fue entonces cuando un amigo le ofreció trabajar en las Malvinas con la Cooperativa de armadores de Vigo, copropietaria de la empresa Sulivan, si bien admitió que lo único que sabía de este territorio era de la guerra entre Argentina y el Reino Unido en 1982.
«Pero ese fue uno de los mejores aciertos de mi vida», admitió Cordeiro en una entrevista en Puerto Stanley después de que los malvinenses votaran en un plebiscito a favor de que las islas continúen como territorio de ultramar dependiente del Reino Unido.
«Las decisiones hay que tomarlas, ya sea si salen bien o mal», afirmó este gallego oriundo del pueblo de Cangas, cerca de Vigo, al contar el destino que lo llevó tan lejos de España.
Cordeiro vino primero solo en 1988 para ver las islas y asegurarse de que reunían las condiciones para vivir con su familia.
«Vine primero solo, mi preocupación era que hubiera escuela y hospital y un mercado de pescado fresco. Estuve un periodo de prueba, para ver si a la empresa le convenía mi trabajo y después me traje a la familia», contó este gallego de 65 años que espera retirarse pronto para volver a España con su segunda mujer.
Lo que más le gusta de este archipiélago es la gente, si bien reconoció que a su primera esposa, oriunda de León pero ya fallecida, le costó adaptarse porque no hablaba inglés.
«Esta gente es muy hospitalaria. Te acogen bien y no tuve ningún problema», dijo Cordeiro, que fue representante de la Cooperativa de armadores de Vigo antes de que Sulivan Shipping Services le comprara la participación a la española.
Admitió que le gusta vivir en estas islas y que en su casa no falta nunca un buen pulpo a la gallega.
Muy apasionado al contar la historia de su vida, Cordeiro está ya integrado a la comunidad de las Malvinas, donde entiende la posición de sus habitantes de seguir bajo soberanía británica.
Los malvinenses «han perdido toda la confianza en Argentina»
Como residente de estas islas, Cordeiro votó en el referendo celebrado el 10 y el 11 de marzo y lo hizo por el «sí».
Incluso se implicó en la organización del plebiscito ya que fue el traductor del chileno Samuel Valenzuela, uno de los diez observadores internacionales que supervisaron la consulta para asegurar que la votación fuese transparente y justa.
Cordeiro se mostró crítico de la actual política de Argentina de dificultar las relaciones con los habitantes de las islas y de querer asfixiar su economía, en referencia a la prohibición para que barcos malvinense atracaran en algunos puertos latinoamericanos.
«Hay que ganarse la confianza de la gente», admitió, y consideró que la política que aplicó en su día Guido di Tella, el que fuera ministro de Asuntos Exteriores del expresidente argentino Carlos Menem, fue la mejor porque buscaba acercarse a los isleños.
Cordeiro también considera que fue «un error» por parte de Argentina abandonar esa política y sostuvo que Di Tella fue el «único con un poquito de visión, era un hombre inteligente».
Pero reconoce que los malvinenses «han perdido toda la confianza en Argentina» y cree que lo importante ahora es pensar en «lo que la gente quiere».