Vinculado al grupo de regidores de Máis Galiza que decidieron permanecer en el BNG tras la convulsa cita de Amio, Marcos Besada es el primer alcalde que abandona la organización -junto a un grupo de concejales- tras la última asamblea de Santiago, que sirvió al Bloque para proyectar a la sociedad una imagen de consenso y de unidad y, sobre todo, para imprimir cambios notables en su dirección.
El conflicto desatado en Salceda de Caselas parece obedecer más a tensiones locales que a profundas desavenencias de los dimisionarios con la actual dirección. Los que se van no se sienten amparados por quienes gobiernan el frente, aseguran, pero si la razón de fondo hubiera sido un profundo desacuerdo con las tesis salidas de la asamblea, el alcalde y sus concejales lo hubieran dicho allí o hubieran cogido la puerta días después.
Lo ocurrido en Salceda, sin embargo, plantea el interrogante de si este abandono puede ser el comienzo de una salida escalonada de regidores pertenecientes a Abrente, la corriente crítica liderada por Carlos Aymerich, quien ya ha pasado a un segundo plano.
No parece que vaya a ser ese el camino que escojan Sandra González, alcaldesa de Tomiño, Fernando Suárez, regidor de Ribadeo, o Félix Juncal, de Bueu, entre otros. Así que lo de Salceda, al menos por ahora, parece más un conflicto local que un grave problema interno en el Bloque.