Generosidad con Cataluña, también respeto a Galicia

Gonzalo Bareño Canosa
gonzalo bareño MADRID / LA VOZ

GALICIA

Juan Carlos Hidalgo

Las humillaciones de los líderes catalanes a otras comunidades dificultan la «generosidad» que Rajoy reclama a sus barones

27 may 2013 . Actualizado a las 18:53 h.

Mariano Rajoy reúne hoy a sus barones en Madrid para tratar de desactivar el motín del déficit. Y volverá a apelar a la «generosidad» para que todos acepten que Cataluña disponga de un margen mayor que el resto. Su problema es que resulta muy difícil convencer de que debe ser generosa y solidaria con Cataluña a una comunidad como Galicia, que lleva años escuchando a la Generalitat pidiendo al Gobierno que paralice las obras del AVE gallego, preguntando a los gallegos para qué quieren un tren de alta velocidad si ya tienen percebes o intentando boicotear la inversión del Gobierno en el AVE mediante una protesta ante la Unión Europea. También tienen dificultades para entender esa llamada a la generosidad con Cataluña los ciudadanos de Extremadura, que escuchan al líder de Unió, Josep Antoni Duran i Lleida, diciendo que los extremeños se gastan el dinero de los catalanes para pasar el día en el bar.

Hay quien entiende que la labor de pedagogía de Rajoy no debería ir solo en el sentido de hacer comprender a gallegos y extremeños que la prosperidad de Cataluña es esencial para el progreso de España, sino que debería hacer entender también al Gobierno catalán que humillar al resto de las comunidades no es el mejor camino para tratar de solucionar sus problemas. Sobre todo, porque en este caso el Ejecutivo no tiene el recurso de acabar tirando la casa por la ventana con todos, mediante la creación de nuevos fondos, para que Cataluña acabe teniendo la cantidad que reclama.

El Gobierno ha fijado ya un déficit del 1,2 % para el conjunto de las comunidades. Y, a partir de ahí, cualquier desviación al alza por parte de Cataluña o de cualquier autonomía deberá ser compensada con un recorte en la capacidad de generar déficit por parte de otra comunidad. Y, aunque Cataluña se encuentre al borde del colapso por una gestión económica errática, ninguna autonomía está como para renunciar al salvavidas que supone ese margen.

En todo caso, no todos los amotinados presentan los mismos argumentos. Frente a la vehemencia anticatalanista con la que se expresa el extremeño Monago, Feijoo hila más fino. Sabe que la decisión de dar más margen a Cataluña está tomada. Por eso, no quema sus naves en una batalla que sabe perdida de antemano. Y se concentra en pedir compensaciones por un agravio con el que está dispuesto a transigir. De ahí que Feijoo no esté pidiendo que le den más déficit, ni que se lo rebajen a Cataluña, sino más dinero contante y sonante para Galicia. Lo hace porque sabe que esta batalla del déficit es puro humo. Y que la verdadera guerra llegará cuando toque repartir la financiación autonómica. Si Rajoy sucumbiera también entonces a la tentación de cambiar «dinero por independencia», en palabras del presidente madrileño, el motín puede acabar convirtiéndose en rebelión.