
Las últimas oposiciones de Educación han dejado a 200 afortunados con plaza, con historias muy diferentes
08 sep 2013 . Actualizado a las 07:00 h.Casi cuatro mil profesores optaron a una de las 200 plazas que Educación convocó este año. Los que lo lograron respiran aliviados. Una plaza fija y un trabajo para la mayoría de ellos vocacional. Sus historias son diferentes. Unos lo logran después de intentarlo numerosas veces, y otros con apenas unos meses de preparación. Jessica Paradela, Marta Outomuro y Ana Bermúdez coinciden sin embargo en algo: la confianza en sí mismas y creer que podían lograrlo.
Jessica tiene 33 años y es de A Coruña. Estudió Filología Hispánica y Magisterio en la especialidad de inglés. Tenía claro que lo suyo era enseñar y acabó haciendo Magisterio «porque veía menos posibilidades de trabajo en secundaria». Durante seis años, hasta este curso de hecho, estuvo trabajando en un centro concertado, pero admite que los recortes también le pasan factura a los privados, por lo que en el mes de febrero decidió intentar sacar la oposición. «Llevé un ritmo intenso, pero la experiencia previa es un punto, y en la defensa de la programación te ves más preparada. Al presentarme por lengua extranjera me ayudó mucho el bagaje de filología».
Seguía dando clases
No obstante, le echó horas. Desde febrero dormía una media de seis horas al día y los fines de semana también los dedicó a estudiar porque seguía dando clases en el colegio. Cuando superó el primer examen ya se vio más segura. Y al saber que había aprobado «fue como si me tocase la lotería, aunque tengo una sensación de todavía no creérmelo mucho». En junio, cuando estaba pegada a los libros, entró por la ventana abierta un trozo de un décimo de lotería, «y claro, se me pasó por la cabeza, a ver si va a ser premonitorio». En este caso, acertó.
También al primer intento
El caso de Marta Outomuro, ourensana de 24 años, se parece en algo al de Jessica, las dos se llevaron la plaza al primer intento. También hizo la especialidad de inglés y se fue al Reino Unido a trabajar como auxiliar de conversación. Tras más de un año volvió. Fue en diciembre del 2011 y, tras matricularse en la academia, se enteró que no había oposiciones: «Pensé, en el paro hasta los 40. Me apunté al Inem y allí te das cuenta de que hay gente que lo pasa muy mal». Empezó educación infantil y en febrero se matriculó en la academia Proxecto. «Fueron cinco meses de preparación intensa», dice. Su estancia en Reino Unido le valió muchísimo a nivel oral. Cuando aprobó, «creo que se escuchó el suspiro de mi familia en todo Ourense. Pensé, ya no me muero de hambre debajo de un puente».
La de Ana es una historia diferente. Tiene 36 años y estudió primaria. Trabajó 12 años en un gimnasio de Santiago y durante ese tiempo se presentó a siete u ocho oposiciones. Incluso aprobó una en Murcia, pero se quedó sin plaza. En esta ocasión, como no se convocaron plazas de su especialidad, eligió la que tuviese una mejor proporción entre aspirantes y puestos, y esa fue Audición y Lenguaje. Se matriculó en la academia Premir y sacó horas al sueño y a sus dos niñas para sacar la plaza. Cuando se enteró de que había aprobado, sus hijas se pusieron a gritar por la playa. «Esto es mucho mejor que si te toca la lotería, porque además hago lo que me gusta», concluye Ana.