Asunta: «No hables de esto a nadie»

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

La niña le comentó a una compañera por WhatsApp el incidente del hombre con los guantes de látex y, posteriormente, a la madre de otra de sus amigas. SIGUE AQUÍ LA INFORMACIÓN DEL CASO

12 dic 2013 . Actualizado a las 15:56 h.

«Hoy me han intentado matar». Asunta Basterra contó así a una amiga en un mensaje de WhatsApp el incidente que vivió en su casa el 4 de julio cuando, según la versión de su madre, Rosario Porto, un hombre vestido con ropa oscura y portando guantes de látex entró en el piso de madrugada aprovechando que se habían dejado las llaves puestas en la puerta y fue sorprendido mientras trataba de estrangular a la pequeña, que dormía en su habitación.

Tras ese mensaje, la sorpresa e incredulidad generó el cruce entre ellas de varios mensajes más. Su amiga finalmente le pregunta: «¿Quién te ha intentado matar?». Asunta, que se muestra temerosa y con mucho miedo en la conversación, responde: «Mañana te llamo y te cuento» y le pide: «No hables de esto con nadie».

Los más de treinta mensajes que figuran en el sumario del caso que Asunta y su amiga se enviaron el 5 de julio han llamado la atención de la Guardia Civil, ya que en ellos la pequeña se muestra muy cautelosa e incluso señala que prefiere hablar por el teléfono fijo y a una hora concreta, pero evita dar más explicaciones por WhatsApp. Para los investigadores, esta actitud denota claramente que la niña no tenía confianza en sus padres y que no quería que se enterasen de que había informado a su amiga del extraño incidente.

En aquellos meses previos a su muerte, Asunta ya había manifestado otras veces que desconfiaba de sus padres cuando relató a sus profesoras de música que no se fiaba de ellos porque le daban unos «polvos blancos» que la hacían dormir. Se justificaba así por los días en los que había acudido a las clases atontada. El juez Vázquez Taín cree que porque su padre, Alfonso Basterra, le suministraba Orfidal algunas noches que dormía en su casa.

Una historia de miedo

La conversación que habían quedado en tener Asunta y su amiga no se llegó a producir, por lo que no es posible conocer al detalle la explicación que daba la niña del ataque del hombre de los guantes de látex. Sin embargo, con posterioridad, la pequeña sí informó del suceso a la madre de una amiga.

Otro día, tras el incidente que la propia Asunta consideró como un intento de asesinato, la madre de una amiga suya la recogió y la llevaba en su coche junto a su hija y a otra menor. La mujer propuso como juego que cada una contase una historia de miedo con el fin de pasar el rato. Cuando le llegó el turno a Asunta, relató lo que le había pasado en su casa aquella madrugada. El relato no impresionó al grupo hasta que la pequeña les informó que no se trataba de una historia inventada, sino real, y que era ella quien la había sufrido.

La madre de la amiga de Asunta, alarmada, llamó entonces a Rosario Porto para interesarse por el incidente que les había contado la niña. Los investigadores creen que fue al conocer que un adulto y al menos otras dos menores conocían el suceso cuando Porto se decidió a presentarse en la comisaría de la Policía Nacional e informar del incidente. Creen que pudo hacerlo para «cubrirse las espaldas» en el caso de que finalmente hubiese una investigación.

Un intento anterior

Rosario Porto, sin embargo, no quiso presentar denuncia en la comisaría porque, según ella misma alegó, no quería causarle un trauma a su hija. Inicialmente, los investigadores consideraron el suceso como un intento por parte de la madre de Asunta de hacer sospechar a la Guardia Civil de que el misterioso intruso de aquella madrugada podría ser el secuestrador y asesino de la niña. A medida que las pesquisas han ido avanzando su opinión es muy diferente. Aquel incidente podría ser ahora para ellos un intento previo de asesinato de la pequeña detrás del que, presuntamente, también estarían sus padres.

Ese supuesto intento de asesinato se habría consumado solo 79 días después, cuando el 21 de septiembre, Rosario Porto y Alfonso Basterra, presuntamente, suministraron una dosis tóxica de Orfidal a la pequeña para anular su voluntad, la madre la trasladó al chalé familiar de Teo, la ató de pies y manos y la asfixió con una almohada o un objeto blando, para después depositar el cadáver en la pista forestal cercana en la que fue hallada a las 1.15 horas del día 22.