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El buque regresó a la urbe tras un año de despliegue en Oceanía
22 dic 2013 . Actualizado a las 07:00 h.Fue el 3 de enero cuando el buque de aprovisionamiento en combate (BAC) Cantabria zarpaba de Ferrol a una misión sin precedentes: trabajar durante ocho meses con la Armada de Australia. A primera hora de la mañana de ayer, casi un año después, su silueta se dibujaba al fin otra vez en la ría local.
Su objetivo era doble. Aprovechar que el Gobierno de las antípodas sufragó el despliegue para multiplicar su actividad -en España los recortes la mermarían- y promocionar este modelo de barco, fabricado en Navantia, de cara al próximo pedido que hará Australia de dos buques de similares características. En ambos casos la tarea se cumplió con éxito. El vínculo que ya existía entre Ferrol y el continente por la fabricación de barcos en los astilleros públicos se ha convertido ahora en un nudo más grueso e intenso.
La mayor de las recompensas para los 142 hombres y mujeres de la dotación -no todos permanecieron todo el despliegue a bordo, al establecerse un turno de rotaciones- llegó sobre las once de la mañana, cuando tras los actos protocolarios descendieron al muelle. Avalancha de abrazos, risas, lágrimas... Uno de los marinos -sobre el 40 % son gallegos- amenizaba las emocionantes escenas con una gaita. Imposible no fijarse en la silueta del canguro colgada a bordo. Ni en los que, en forma de peluche, desembarcaron como regalo junto con numerosos koalas.
Detrás de ese reencuentro, mucho trabajo. Un total de 353 días fuera de la base, más de 43.200 millas náuticas (unos 77.700 kilómetros) navegadas en 215 jornadas, suministro de un total de 12.000 toneladas de combustible a otros buques de guerra en alta mar -el principal cometido de este tipo de unidades-, paradas en puertos de Indonesia, India y Turquía para promocionar el barco también en esos países...
La ceremonia oficial estuvo presidida por el comandante del Grupo de Acción Naval 1, el contralmirante Antonio Pintos Pintos. Pero el gesto de mayor satisfacción se dibujaba en el rostro del comandante del barco, José Luis Nieto.
«Excepcional»
Nieto hizo una rápida valoración del despliegue del Cantabria y la calificó como «excepcional». Señaló que «la Marina Australiana está muy satisfecha de nuestro trabajo y todo ha sido por el esfuerzo y la labor de la dotación». «En Australia han dejado huella, y han dejado una huella importante».
Preguntado sobre la tarea comercial del barco de cara a esos futuros pedidos de la Armada de las antípodas, el comandante detalló que «durante nuestra estancia vinieron equipos de evaluadores y la impresión sobre la plataforma fue excelente, sus informes serán muy favorables». Añadió: «Hemos estado un año con una disponibilidad plena, no ha habido ningún fallo, ninguna avería, y eso la Marina australiana lo pone en valor».
Así, la tarea del Cantabria como embajador de la Armada española y de los astilleros públicos del país al otro lado del mundo ha pasado a la historia. Ahora se verán sus frutos.