Caso Asunta: Basterra quiso vengarse al ver que su exmujer le seguía siendo infiel

Xurxo Melchor
xurxo melchor SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Los investigadores creen que urdió el plan para que Rosario Porto pareciese la única culpable. SIGUE AQUÍ TODA LA INFORMACIÓN SOBRE EL CASO ASUNTA

08 mar 2014 . Actualizado a las 18:11 h.

Casi seis meses han tardado los investigadores del caso Asunta en completar el móvil del crimen, que no es material, sino únicamente psicológico. Las motivaciones de la madre de la niña, Rosario Porto, para presuntamente participar con su exmarido, Alfonso Basterra, en un plan conjunto y arrebatarle la vida a su hija eran más conocidas y se sabía de sus ganas de romper con un pasado al que la pequeña le unía inexorablemente, pero del padre se conocía menos. El análisis de los correos electrónicos que se enviaron entre ellos y el examen psiquiátrico al que voluntariamente se ha sometido Porto ha permitido ahora poner luz en algunos de los espacios en negro que seguían ocultando el porqué de tan terrible suceso.

Rosario Porto era una mujer absolutamente dominada por su marido, que tenía un poder total sobre ella. En su primera declaración, y a preguntas de su propio abogado defensor, llegó a decir que Alfonso Basterra la había maltratado, aunque luego rectificó en su segundo interrogatorio ante el juez José Antonio Vázquez Taín.

Esa relación de dependencia de Porto a Basterra se vio quebrada cuando ella inició una nueva relación. Él la descubrió y montó en cólera. La puerta rota de un baño del piso aún da muestras de cómo actuaba Basterra cuando perdía los nervios. Él comenzó a acosarla enviándole desagradables correos electrónicos y vigilándola en la calle. Una situación que el propio Basterra admitió que no fue adecuada y que le llevó a acudir a un psicólogo para aceptar la separación.

Ya liberada de Basterra, Porto se entregó a vivir su nueva vida. Narran sus conocidos que parecía que se había quitado de encima una pesada mochila. Pero comenzó a desatender a Asunta, que empezó a quedarse sola en casa cada vez con más frecuencia para que ella pudiera verse con su amante. La niña empezó, según la tesis de los investigadores, a convertirse en una carga para ella, algo que la propia Porto confesó a los psiquiatras que la atendieron en sus crisis.

Pero la última semana de junio, coincidiendo con el inicio de las vacaciones de verano de Asunta, Rosario Porto sufre una grave crisis de ansiedad y es hospitalizada. Es la oportunidad que estaba buscando Basterra para volver a entrar en la vida de su exmujer, que declaró al juez que estaba «desvalida» y «a su merced» porque no tenía a nadie más que la cuidase.

El padre de Asunta solo puso una condición para cuidar de Rosario Porto: que dejase de verse con su amante. Ella aceptó, pero no cumplió su promesa, traición que Basterra no tardó en volver a descubrir, pero esta vez, según los investigadores, en lugar de decirle nada a su exmujer, comenzó a idear su plan de venganza al ver que no podría recuperar un matrimonio que le había permitido vivir cómodamente gracias al dinero de la que fue su pareja.

Él la habría convencido

Es entonces cuando Basterra habría convencido a Rosario Porto de que había que matar a Asunta. Ella podría librarse de una carga que la desbordaba y ambos podrían empezar de cero. Buena muestra de lo que estaba sucediendo es lo que pasó el 20 de septiembre, un día antes del crimen. La madre de la niña quedó con su amante y se fue de Santiago. Pidió al padre que la cuidase, pero él se fue de vinos con un amigo y la pequeña estuvo sola en casa hasta las 23 horas. Asunta era una niña desatendida por sus padres.

El plan de asesinato, como ha sostenido el juez instructor desde el primer momento, fue conjunto, pero los investigadores atribuyen ahora a Basterra un papel principal en su diseño. Buscaría dos fines. Si todo salía bien, podría exigir a su exmujer que le ayudase económicamente, ya que estaba en la ruina. Esos problemas económicos eran otro factor determinante, ya que habrían incrementado su deseo de venganza al ver que no podía seguir viviendo de ella. Pero si algo iba mal, como finalmente ocurrió, él tomaría más cautelas en la ejecución del plan para lograr que fuese ella la única que apareciese como culpable ante la policía. De ahí que él no aparezca en ninguna cámara que lo delate, que fuese ella la que presuntamente manipuló el Orfidal y por eso se manchó el vestido con polvos de ese medicamento o que el viaje a la casa de Teo se hiciese en su coche. Todo estaría pensado para que solo él tuviese coartada.

Un caso Bretón, pero al revés

Los investigadores han visto en el caso Asunta una similitud con el de Bretón, «pero al revés», matizan. Si el padre de los dos niños de Córdoba buscó vengarse de su exmujer, que lo había dejado, arrebatándole la vida de sus hijos, en el crimen de la niña de Santiago el castigo a Rosario Porto sería convencerla para que asesinase a la pequeña y hacerla parecer como culpable a ojos de la policía. De esa forma pensaría Alfonso Basterra vengarse de la infidelidad de la que había sido objeto, que no era sexual, sino vital, ya que había permitido a la que fue su pareja librarse del poder y del absoluto sometimiento que hasta el momento él había ejercido sobre ella.

El rol que ambos habrían presuntamente jugado en el asesinato de su única hija tenía que parecer idéntico. De hecho, los investigadores están convencidos de que Basterra también se subió al Mercedes verde en el que Asunta viajó a Teo con su madre, de que también estuvo en la casa y de que participó en la asfixia de la pequeña. Sin embargo, es cierto que hay pruebas menos contundentes contra él y que hasta ahora ha conseguido que su exmujer acepte una defensa conjunta que no le beneficia.