El padre de Mari Luz, la niña sevillana asesinada por el pederasta Santiago del Valle el 13 de enero del 2008, fue ayer de las primeras personas en firmar en Pontevedra la campaña emprendida por María Jiménez, la hija mayor de la víctima del crimen de O Pino, para exigir que estas muertes sean castigadas con la cadena perpetua revisable.
-La de la cadena perpetua revisable es una lucha en la que lleva embarcado muchos años.
-Sí. Hace seis años, después de lo de mi hija, entendía que la cadena perpetua en España tenía que ser una herramienta en contra de la gente violenta.
-¿Y cómo ha sido la respuesta de la sociedad a esta demanda?
-Está completamente solidarizada, está concienciada en que la cadena perpetua tiene que existir en España. Además, no lo digo yo, lo dicen algunos estudios que ya se han realizado y más de un 85 o 90 % están a favor.
-¿Qué le diría a ese porcentaje que no comparte tal idea?
-Les diría que es por seguridad, porque son personas que son incapaces de reinsertarse en la sociedad, porque son reincidentes, porque le puede tocar a cualquiera y tener a esta personas en la calle es un riesgo para la gente de bien. No podemos poner en riesgo a los más indefensos. Creo que la población especialmente vulnerable debe tener mayor protección.
-¿A qué casos sería aplicable?
-A aquellos muy excepcionales, como son el asesinato de niños o cuando la víctima es especialmente vulnerable. Ahora queremos que la cadena perpetua pueda recoger también los asesinatos enmarcados en la violencia sexista. Creo que es algo razonable y coherente.
-¿Fue el crimen de Lupe Jiménez tan excepcional como se ha dicho?
-Sí. Que conozcamos, es el primer caso en el mundo gitano y esperemos que sea el último. Hay que concienciar a los hijos y educarlos en que hay que respetar siempre a la mujer, y que esto sea un caso excepcional.
-¿Es machista la sociedad gitana?
-No, es más desconocimiento que otra cosa. Gran parte de la población española desconoce nuestras costumbres, nuestras leyes, nuestra forma de vida. Quien manda en nuestras casas son nuestras mujeres. Ellas gobiernan la economía, gobiernan la educación de nuestros hijos... Gobiernan prácticamente todo y nosotros estamos para proteger nuestra casa, a nuestros hijos, a nuestra familia. Somos trabajadores, gente honrada.
-Ya para terminar, ¿cómo se siente después del reciente juicio que tuvo que afrontar?
-Estoy muy esperanzado y animado. Han intentado manchar mi nombre sin base, pero no lo van a conseguir. Cuando salga la sentencia nos vamos a involucrar en una serie de cuestiones que son de interés común y vamos a seguir en la lucha. Queda Cortés para mucho tiempo.