Un estudio recoge cómo la actuación de los vecinos ha cambiado el sentido estereotipado de esta expresión, que utilizaban las clases más altas como sinónimo de «ser de aldea»
01 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.Además de poner su barrio en el mundo y haber ayudado de forma inestimable en la atención a las víctimas del siniestro del tren Alvia en Angrois y a sus familiares, los vecinos también han conseguido otro objetivo, y desde luego sin proponérselo: que la expresión «ser de Angrois», una frase despectiva que tradicionalmente hacía referencia a ser primario o sin cultura -y de hecho así aparece recogido en algún diccionario-, ahora sea prácticamente un sinónimo de humanidad, solidaridad y acción heroica.
Un estudio de Xesús Ferro Ruibal así lo recoge en la edición número 15 de Cadernos de Fraseoloxía, del Centro Ramón Piñeiro, en donde se detalla cómo la actuación de este colectivo de vecinos cambió el sentido estereotipado de esta expresión, que utilizaban las clases más altas en relación a las menos pudientes y que era similar a la expresión «ser de aldea».
Ferro Ruibal, autor no solo del artículo, sino también de la publicación, insistió en que el artículo se llevó a cabo con premura para reflejar de qué manera los vecinos lograron cambiar un estereotipo erróneo y también para que sirviese de homenaje a los mismos. De hecho, después de la tragedia todo el mundo quería ser de Angrois. No es Ferro Ruibal el único en analizar el cambio de significado de esta expresión que provocó la propia actuación de los vecinos. El filólogo Paulino Novo presentó hace unos meses su tesis doctoral en la Facultad de Filoloxía de Santiago, un estudio sobre los insultos en el que se concluye que son elementos vivos que evolucionan o caen en desuso, y uno de ellos fue precisamente el de ser de Angrois, una expresión totalmente injusta según este experto que se refería a alguien sin cultura y que se transformó totalmente después del accidente ferroviario del 24 de julio.