La consultora Proife, radicada en la comarca ferrolana de Narón y dedicada a la redacción de proyectos de infraestructuras, aclaró que el coche con chófer que puso a disposición de Liñares no era algo encubierto sino oficial. Explicó que en abril del 2010 la Confederación Hidrográfica Miño-Sil sacó a concurso un contrato con el siguiente título: «Servicios para la dirección de las obras de la Dirección Técnica de la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil en su ámbito territorial». Proyfe ganó ese concurso ante otras 16 empresas, por el cual tuvo que «aportar todos los medios de locomoción y gastos para el desarrollo de los contratos». El director del contrato les pidió en diciembre de 2010 un vehículo con conductor para uso oficial, y como estaban obligados, Proyfe lo cumplió. Los gastos del coche y chófer se los pagaron por cuenta bancaria.
Confusión con Proitec
Durante los primeros compases de la operación Pokémon los investigadores fueron a buscar decenas de proyectos de obras hidráulicas de la Confederación y de carreteras a la consultora lucense Proitec. Pero allí no se habían redactado. A pesar de esa confusión inicial, quizá por el parecido de los dos nombres, pronto se descubrió que quien había hecho todos esos proyectos era Proyfe, ya que la lucense Proitec nunca trabajó para la Confederación Hidrográfica ni tuvo relación con Liñares.