Rosario Porto y Alfonso Basterra tienen prohibido comunicarse sin el control de los funcionarios de la prisión de Teixeiro, donde cumplen prisión preventiva desde hace seis meses como presuntos asesinos de su hija Asunta. Pero se han saltado esa norma y han conseguido enviarse notas manuscritas que ha publicado la revista Interviú.
El sistema que han empleado exigía la complicidad de otros presos, que han sido los encargados de llevar y entregar las notas que los padres de Asunta han estado intercambiando hasta que Rosario Porto ha decidido poner fin al carteo por temor a sus consecuencias. «No te escribo más porque tengo miedo de que intercepten estos escritos», le dice ella, que se muestra en todo momento muy preocupada por qué pensarán de ella en la calle e incluso le reprocha a su exmarido las apariciones en televisión que protagonizó su padre, al que le pide que lo evite: «Por favor, pídele a tu padre que se calle. Yo le pago si hace falta, pero que no alimente a los buitres».
Él se muestra mucho más cariñoso que ella y le muestra afecto con frases como «te quiero, deditos. Eres mi vida y lo serás el resto de mis días» o «cuídate mucho, mi vida. Sé fuerte y aguanta porque la verdad triunfará». Ambos mantienen su inocencia en los escritos e incluso Basterra llega a decir en uno de los mensajes a modo de despedida: «Asunta está de nuestro lado».
Para los investigadores, las cartas tienen poco valor y creen que son una prueba más del intento de Basterra por controlar a Rosario Porto, que, curiosamente, no ha accedido a ninguna de las peticiones de vis a vis de su exmarido.