Condenados unos pontevedreses por un rifirrafe por el corte de pelo de su hijo

L. P. PONTEVEDRA / LA VOZ

GALICIA

En el transcurso de la discusión por que el niño «tenía el pelo muy corto», la madre le pegó una bofetada al padre y este reaccionó insultándola

23 abr 2014 . Actualizado a las 12:50 h.

Algo tan nimio e intrascendente, parafraseando a los magistrados pontevedreses, como puede ser el corte de pelo de un niño ha terminado con su madre condenada por una bofetada y su padre por los insultos que profirió tras recibir el golpe. El incidente se produjo a primera hora de la tarde del pasado 28 de junio, cuando el progenitor reintegró a sus hijos al domicilio materno.

Nada más estacionar el vehículo, su expareja se percató de que uno de los niños «tenía el pelo muy corto». Comenzó un discusión, en el transcurso de la cual la pontevedresa le propinó una bofetada al padre del pequeño y este, según consta en la resolución judicial, reaccionó insultándola.

Este incidente finalmente terminó ante una jueza de instrucción que condenó al hombre a ocho días de localización permanente como autor de una falta de injurias, mientras que a la que había sido su mujer le impusieron el pago de una multa de sesenta euros por una falta de malos tratos de obra. Disconforme con el dictamen de la jueza, la pontevedresa buscó el amparo de la Audiencia Provincial, cuyos magistrados han confirmado la sanción económica.

En su fallo, consideran que las conclusiones a las que llegó la jueza de instancia son «absolutamente coherentes». A este respecto, ratifican que le hubiese otorgado mayor credibilidad al padre, ya que «no solo relató aquello que le beneficiaba, sino que, desde un principio, vino a reconocer, simple y llanamente, aquello que le perjudicaba».

Asimismo, estiman ajustada la multa. Reseñan, a este respecto, que son las circunstancias del hecho y de los culpables» las que la condicionaron: «Y tales circunstancias son lo suficientemente elocuentes para no precisar de mayores argumentos. En concreto, el incidente se produce entre quienes habían mantenido una relación matrimonial o de pareja, en presencia de los hijos menores y por una razón absolutamente nimia e intrascendente, como lo es el haber llevado a los niños a la peluquería para cortarles el pelo».