Opta por el madrileño para esquivar a sus rivales internos en el PSOE
06 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.El «guapísimo» Pedro Sánchez, como definió Esperanza Aguirre al aspirante que más avales obtuvo para sustituir a Rubalcaba en la secretaria general del PSOE, tiene por costumbre pernoctar en casa de un militante socialista en la gira que está haciendo por toda España. Ayer aterrizó en Galicia, y tras codearse con Beatriz Sestayo en Ferrol y con Mar Barcón en A Coruña, este domingo ha amanecido cerca de Santiago en la vivienda del odontólogo Gonzalo Diz, una de las cabezas visibles del influyente lobby gay del PSdeG, que se articula en torno al colectivo Sete Cores.
Sestayo, Barcón y Diz son solo una pequeña parte del socialismo galaico que hace nueve meses le encomendó a Besteiro enderezar el rumbo del PSdeG. Y al igual que ellos, también Besteiro demostró que está hasta las trancas con Pedro Sánchez, pues por mucha «neutralidade» que haya prometido para gestionar el proceso de primarias en Galicia, es imposible que el madrileño se alzara con 7 de cada 8 avales que partieron desde la provincia de Lugo hacia Ferraz sin que el presidente de la Diputación consumiera unas cuantas baterías del móvil dando instrucciones.
Hablan con frecuencia
Es obvio que el líder del PSdeG invirtió todas sus acciones en Pedro Sánchez. Claro debió de verlo el socialista paciente de la ciudad amurallada, a veces estoico hasta la exasperación, que rehúye tomar decisiones cuando puede pisar algunos cristales. Aunque probablemente intentó que no se viera demasiado, esta vez sí se ha mojado, pero más que por sintonía con Pedro Sánchez, que la tiene -ambos hablan con frecuencia y creen conectar-, por los arañazos que podría causarle una victoria de Eduardo Madina, con cuya candidatura están volcadas las personas más críticas con Besteiro en Galicia, empezando por la diputada ourensana Laura Seara y siguiendo por los mandamases provinciales en A Coruña y Ourense, Francisco Caamaño y Pachi Vázquez.
Ansiada afinidad con Ferraz
La mera idea de dirigir un partido en Galicia teniendo como responsable federal de organización a Laura Seara es algo que causa escalofríos en la dirección del PSdeG, que a partir de septiembre deberá gestionar todo el proceso interno para elegir candidatos a alcaldías como las de Ourense, Santiago, A Coruña, Pontevedra o Ferrol, donde la alianza tácita entre los afines a Caamaño y Pachi Vázquez creen tener mucho que decir, y más si tuvieran a Ferraz de su parte.
Claro que a Pedro Sánchez, y también a Besteiro, les falta lo más importante: ganar. Y hasta el próximo domingo todavía hay partido. Quienes votan son los militantes, no los avalistas, y la reciente historia del PSOE está repleta de candidatos favoritos que se quedaron en la cuneta. Basta con recordar al Almunia de 1998, superado por Borrell. O al Bono del 2000, que poco antes del congreso que perdió frente a Zapatero se encaró con Touriño en un restaurante de Santiago para advertirle que si no lo apoyaba, como hicieron Francisco Vázquez en A Coruña o Carlos Príncipe en Vigo, le cortaría el paso como candidato a la presidencia de la Xunta. Touriño debió echar humo por las orejas, pero respaldó a Zapatero, le salió bien y se mantuvo a flote.
Esta vez el favorito era Madina, y Pedro Sánchez, poco más que un invitado de piedra. Andalucía alteró el equilibrio. Y Besteiro contribuyó a ello pensando quizás en la jugada de Touriño o simplemente invirtiéndolo todo en su propio futuro político.
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