La descripción que hace el psiquiatra que ha explorado a Rosario Porto es la de una mujer «aseada con aspecto abatido, fascies -expresión- depresiva, correcta, tranquila y abordable a la entrevista, con episodios de llanto espontáneo alternados con períodos de silencio». El médico apreció también «un estado de ánimo deprimido, con afecto predominante de angustia y tristeza» y refiere que alterna una «conciencia clara» con momentos en los que «se muestra ausente». La madre de Asunta muestra a su vez «pensamiento de curso lento con fases de mayor aceleración». Aunque no aprecia «ideación delirante ni autolítica -instintos suicidas-» sí manifiesta «no poder sobrevivir». En cuanto a la memoria, «se muestra conservada con frecuentes interrupciones y paradas de pensamiento al rememorar escenas de fuerte componente emocional». Manifiesta además insomnio, pesadillas nocturnas y pérdidas de apetito alternadas con episodios de atracones descontrolados.