La betanceira Dolores Vázquez aún no ha sido indemnizada por pasar año y medio en prisión condenada por la muerte de Rocío Wanninkhof
08 oct 2019 . Actualizado a las 12:27 h.Hoy se cumplen quince años de la violenta muerte de Rocío Wanninkhof, un caso que impregnó a buena parte de la población por su dimensión mediática pero que ha pasado a la historia como uno de los mayores errores judiciales. Dolores Vázquez, natural de Betanzos, fue condenada por aquel crimen a quince años de cárcel, de los que pasó en prisión 519 días, entre el 7 de octubre del 2000 y el 8 de febrero del 2002. Su etapa carcelaria corrió paralela a un exacerbado linchamiento público porque la calle la había sentenciado mucho antes que el jurado popular. La gallega fue exonerada del crimen en el año 2005. Pero desde entonces, tras casi una década, aún no ha cobrado ni un solo euro de indemnización.
La Audiencia Nacional tasó su tiempo en prisión en 120.000 euros, una cifra que su representante legal consideró irrisoria. Este era el último revés de la Justicia hacia Dolores Vázquez. Fue hace dos años, cuando el abogado recurrió la indemnización para solicitar cuatro millones de euros, lo que considera se ajusta más no solo a haber pasado un trozo de vida en prisión, sino al enterramiento social que le obligó a marcharse del país. Loli era directora de un hotel en Marbella cuando Rocío Wanninkhof fue asesinada. Desde entonces, nadie salvo su familia la ha apoyado económicamente. El Tribunal Supremo aún debe fallar el recurso de la indemnización y Dolores conocerá el fallo desde su residencia en un pequeño pueblo cerca de Londres. Desde el despacho de abogados que la defiende señalaron ayer a este periódico que «no sabemos cuándo podrá salir el fallo». Pero evitan ahondar en más información. La repercusión mediática del caso Wanninkhof ha dejado un poso de hartazgo. No solo Dolores huye de los medios, también su familia. El entorno más accesible se limita a lamentar «que aún no haya sido resarcida económicamente» y confían en que el Supremo, esta vez sí, no le dé la espalda a Dolores, que ya apenas visita a su hermana Carmen en Betanzos y procura pasar inadvertida en su nueva vida inglesa.
Acusada por la madre
La vida de Dolores se torció el día que el cuerpo de Rocío Wanninkhof, de 19 años, fue descubierto en la localidad malagueña de Mijas. El cadáver estaba calcinado y presentaba numerosas puñaladas. La madre de la víctima, Alicia Hornos, no tardó en señalar públicamente a Dolores como la asesina por venganza, después de que ambas mujeres hubieran mantenido una relación íntima. Bastaron unas fibras encontradas en el cadáver de Rocío para acusar a Dolores Vázquez Mosquera. Durante el juicio tuvo que oír argumentos tan baladíes como el del fiscal, quien, después de demostrarse que el vehículo de la acusada no había rondado por la zona del crimen, aseguró que «María Dolores vive en una zona en donde residen muchos extranjeros que tienen la costumbre de dejar las llaves puestas y, por lo tanto, pudo utilizar uno de ellos para trasladar el cuerpo».
En libertad con fianza
Después de la sentencia conocida, el abogado Pedro Apalategui logró que el Tribunal Superior de Justicia ordenase a la Audiencia Provincial repetir el juicio. Dolores pudo así salir del penal sevillano de Alcalá de Guadaíra, pero siempre escondida por las constantes amenazas de linchamiento. Además, tuvo que pagar una fianza de 30.000 euros.
Paradójicamente, a Dolores Vázquez la salvó otro asesinato, el de Sonia Carabantes, también en la provincia de Málaga. La Guardia Civil analizó los restos biológicos del asesino, el británico Tony King, y descubrió que coincidían con los de una colilla recogida en el lugar donde había aparecido Rocío Wanninkhof, cuyo caso fue recreado en una miniserie de televisión hace seis años y figura además en la página de Wikipedia. En su amplio y detallado desarrollo, la popular web ya sentencia en su primera línea: «Es un caso de error jurídico grave».