La Guardia Civil registró sus domicilios buscando el arma homicida
02 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.Quedan por atar algunos cabos sueltos para completar la reconstrucción detallada de los movimientos y el grado de intervención de los hermanos Julio y Juan Carlos Rodríguez González en la muerte del holandés Martin Verfondern pero, a falta de esos detalles, la Guardia Civil aportará hoy a la jueza una confesión de los detenidos. Admitieron su participación, aunque, según medios próximos a la investigación, el caso no está cerrado. Queda determinar si alguien más del entorno familiar de los detenidos sabía de la muerte del vecino, el mismo que les estaba ganando todos los pleitos judiciales para acceder a los beneficios económicos del monte comunal, es una de las dudas. Que se amplíe la nómina de imputados es una posibilidad no descartada.
La confesión de los detenidos precipitó ayer los acontecimientos, con nuevos registros domiciliarios en la vivienda familiar de Santoalla (en Petín), el pueblo en el que únicamente vivían los Rodríguez y los Verfondern y donde todavía está su ahora viuda, Margo Pool. Faltaba el arma homicida. La víctima era un hombre corpulento, alto y fuerte, por lo que los investigadores han llegado a la conclusión de que probablemente el agresor utilizara algún arma para poder reducirlo. Un tiro o una cuchillada. Cuerpo a cuerpo difícilmente lograría reducirlo una persona.
La Guardia Civil completó ayer su trabajo con el registro de las viviendas donde residen los detenidos. Julio Rodríguez vive a la entrada del casco urbano de Petín, aunque mantiene casa abierta en Santoalla para cuidar el ganado que tiene en el monte comunal. Los agentes buscaban no solo armas, sino algún objeto que pueda relacionar a los sospechosos con el muerto. Si aún quedaban cristales del coche en el apartado lugar donde por puro azar se descubrió este verano el vehículo de la víctima, parcialmente quemado, se pensaba que podrían aparecer objetos incriminatorios en las viviendas. En las cercanías del coche se encontraron restos de la víctima, que desde hace poco más de un mes están enterrados en el cementerio de Santoalla, después de que los análisis forenses confirmaran su identidad.
De las pesquisas poco ha trascendido, aunque medios próximos a la investigación indican que la actuación ha resultado fructífera, sin confirmar ni tampoco desmentir que haya aparecido el arma que buscaban en las viviendas de los dos hermanos detenidos. Juan Carlos Rodríguez, que sufre una discapacidad psíquica severa, vive en la casa familiar con sus padres, dos personas de avanzada edad.
La visita de la semana pasada al lugar del suceso, hasta donde se desplazó el fiscal del caso con el equipo de policía judicial de la Guardia Civil que ha completado las investigaciones, ha permitido corroborar que solo una persona que conociera perfectamente la zona podría haber elegido ese lugar para desprenderse de un coche y de un cadáver. Es preciso recorrer pistas forestales y cortafuegos durante kilómetros, siempre por medio del monte. Sobre el terreno, con las pesquisas muy avanzadas y un movimiento de vehículos oficiales que no pasó desapercibido a quienes luego fueron detenidos y a sus familiares, los investigadores pudieron contrastar sobre la marcha y dejar atados aspectos que pueden llegar a ser determinantes, como las rutas de salida desde el lugar, la dificultad de los accesos o cómo sería necesario utilizar un tractor para poder llevar el vehículo del fallecido hasta el lugar donde apareció.
La detención de los dos sospechosos de este crimen ha precipitado los acontecimientos. A lo largo de la mañana de hoy pasarán a disposición del Juzgado de Instrucción número 2 de O Barco.
Casar las declaraciones de los imputados, que han estado aislados en las dependencias de la Guardia Civil desde su detención el pasado sábado, es una de las tareas pendientes. Si en la muerte participó uno de los acusados o los dos, quién intervino en el traslado o la destrucción de pruebas son elementos que ahora concretarán el fiscal y a la jueza. En medios próximos a la investigación se apunta al asesinato como la opción con más posibilidades a la hora de calificar los delitos por los que los dos hermanos serán procesados.