El veneno de las avispas puede ser letal con más de 50 picaduras a la vez

GALICIA

«Quizá son un poco más agresivas», dice el jefe de Alergología del Chuac, Antonio Parra, pero el veneno de la asiática no es peor que el de la europea
15 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Masivas. Así tienen que ser las picaduras de avispa y abeja para que la concentración del veneno que inyectan sea realmente tóxica. Lo explica el jefe de Alergología del complejo hospitalario de A Coruña, Antonio Parra, que cifra en 50 o más las picaduras simultáneas que hay que sufrir para que un ataque se vuelva realmente peligroso. «Cualquier avispa o abeja, cuando te pica, te inyecta un veneno. Si eres una persona que no tiene ninguna alergia o problema de salud no pasa nada». Es una cantidad de veneno pequeña, «moderada» que solo produce inflamación local. «En esto la avispa asiática no se diferencia de la europea». El problema llega al sufrir más de medio centenar de picaduras simultáneas: «Esas concentraciones de veneno que individualmente son pocas se vuelven tóxicas. Producen alteraciones en varios niveles. Producen alteraciones musculares y necrosis muscular y mucha inflamación, que se puede trasladar al riñón y provocar insuficiencia renal». Eso ocurre con cualquier especie de avispa, no solo con la asiática.
Son efectos que se producen durante las horas e incluso los días posteriores al ataque de las avispas. «Si la picadura es muy masiva ese veneno puede producir una reacción grave en el momento e incluso provocar un shock, pero no es lo normal, lo normal es un efecto tóxico progresivo».
Antonio Parra, sin embargo, lanza un mensaje de tranquilidad y otro de prudencia: que la gente no se acerque a los nidos, da igual el tipo de avispa, y, de tener la mala suerte de toparse con uno y sufrir varias picaduras, acudir al médico de cabecera o al Punto de Atención Continuada (PAC) más cercano para que le realicen un reconocimiento. Serán los médicos los que observen su reacción a las picaduras, evalúen su estado y decidan si hay que dar tratamiento o no. «A veces no es necesario tratamiento, hay que vigilar» y, de necesitarse, suele ser suficiente con aplicar frío local, antiinflamatorios y corticoides para aplacar los efectos de la picadura.
«El problema gordo que genera es ecológico. No es especialmente peligrosa para el ser humano», sentencia Parra, que también dice que el número de personas que llegan al hospital coruñés afectadas por las picaduras se mantiene estable pero puede haber cierta tendencia a aumentar, quizá por la proliferación de nidos de avispas.
Reacciones «nocivas»
Otra cosa son los alérgicos. No se ha notado un incremento en el número de personas alérgicas, que pueden sufrir efectos con diversa intensidad durante los primeros 15 o 20 minutos tras la picadura. Las más leves, picor en las palmas de las manos, en los pies, en la nuca... y la aparición de una urticaria por todo el cuerpo. También puede haber dolor de barriga. En los casos más graves además de dificultad para respirar puede haber mareos, taquicardias, hipotensión y hasta un shock anafiláctico que puede cerrar las vías respiratorias y, si no se reacciona a tiempo, provocar la muerte. Cuanto más rápida es la reacción, más grave suele ser.
La reacción es lejos de la picadura
La alergia supone una «reacción desproporcionada» del organismo al veneno que en vez de proteger el cuerpo, es nociva. Se desconoce exactamente el mecanismo por el que un cuerpo se hipersensibiliza al veneno de estos insectos y se da tanto en personas que tienen otras alergias como en las que no. Se trata de reacciones sistémicas potencialmente graves, no de una reacción exagerada de una persona a la que le pican en un dedo y se le hincha toda la mano. «La reacción alérgica suele darse en zonas alejadas de la picadura». Lo habitual es que se tenga siempre el mismo tipo de reacción, es decir, que no se dé el salto de una urticaria a un shock anafiláctico, pero tampoco es imposible que suceda.
No hay antídoto, el tratamiento es de vigilancia de la evolución y mantenimiento
«No hay antídoto contra el veneno, lo que hay que hacer un tratamiento de mantenimiento» cuando se producen esas picaduras masivas potencialmente letales. Antonio Parra explica que lo que se puede hacer es contrarrestar los efectos de esa dosis tóxica de veneno de himenópteros «Hay que mantener las constantes vitales, y proporcionar un nivel de líquidos adecuado. Hay que vigilar también la función de los órganos internos y si fuese necesario hacer diálisis».
Si una persona tiene o sospecha que tiene alergia, lo primero «mucha tranquilidad». Porque estos pacientes son atendidos de manera preferente en el Sergas y si la reacción ha sido general no suele esperarse demasiado para hacer un estudio. «Si son alérgicos, la solución es vacunarse». Y en el caso de sufrir una picadura y una reacción muy grave, lo mejor es actuar cuanto antes y optar por la adrenalina. En la actualidad hay formatos autoinyectables que, en el caso de ser necesario, se ponen sobre la pierna y se dispara sola. Pero «lo que usa todo el mundo» son antihistamínicos y corticoides «e incluso en los servicios de urgencias son algo reticentes a poner la adrenalina por la fama inmerecida de poner nervioso y tener muchos efectos secundarios, cosa que no es verdad», dice Parra, que también aclara «que la adrenalina es lo que te saca realmente del apuro y te puede salvar la vida, porque tiene un efecto tan rápido y tan eficaz que marca la diferencia entre una reacción que va a ir bien y una que va a ir mal». Los corticoides y los antihistamínicos están indicados en la fase más tardía de la reacción. «No hacen efecto al momento, es un poco más lento. Son importantes pero no tan esenciales como la adrenalina», indica el doctor Parra.