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«Chetry», de perro azote de los narcos a una jubilación con un niño de 11 años

GALICIA

El menor y su familia, residentes en Pontevedra, decidieron adoptar a un sabueso de la Guardia Civil 

12 oct 2015 . Actualizado a las 12:34 h.

David y Chetry son dos amigos residentes en Pontevedra. Tienen la misma edad y comparten cuantos juegos puedan soñar los niños de 11 años. Pero mientras David empieza a disfrutar de su juventud, Chetry saborea las mieles de la jubilación. Es el perro veterano del servicio cinológico de la Guardia Civil de la Comandancia de Pontevedra.

Hoy no habrá condecoraciones para él porque el protocolo de distinciones y honores de la institución no lo contempla, pero pasa a la reserva «con una hoja de servicios excelente y un brillante expediente sin ninguna falta en sus nueve años de servicio a la Guardia Civil». Su guía hasta ahora, el guardia Miguel Fernández, rubrica este informe en el que se detallan sus intervenciones a lo largo de una carrera en común. Hoy Chetry disfrutará el día del Pilar con su nueva familia de acogida. «Es el primer guardia que tenemos en la familia», confirma la madre de David, Cristina Rodríguez.

La historia de David es la de todo niño que ansía un compañero de cuatro patas. El mismo sueño guardaba su madre. «Yo nunca pude tener un perro porque, como vivíamos en un piso, mis padres no me dejaban», explica Cristina. Esa respuesta la recibió también David todas y cada una de las últimas cinco Navidades.

Pero la luz se abrió cuando sus padres decidieron cambiar el piso por una casa. Vino con perro incluido y el cachorro prometido ha sido al final un labrador de once años que nació en Algeciras el mismo año que David venía al mundo en Pontevedra. «Cuando compramos la casa ya no hubo excusa» bromea la madre que confiesa una evidente devoción por su familiar más peludo. Una amiga les sugirió la posibilidad de adoptar al sabueso de la Guardia Civil y la fórmula se materializó en un regalo doble.

La historia de Chetry ha sido tan apasionante como los primeros años de David pero mucho más truculenta. No puede contarle a su nuevo amigo las situaciones de riesgo que ha vivido y las operaciones en las que ha participado, pero a él le guarda ya la misma lealtad con la que se ha ganado el reconocimiento de sus compañeros de la Guardia Civil. Chetry pasa a la reserva tras sacar de la circulación más de diez kilos de drogas ocultos en lugares inverosímiles e imposibles de detectar para un olfato humano, y a lo largo de toda la provincia. «Para mí es tan importante sacar un gramo de cocaína como 300 kilos de la calle, lo que importa es el servicio», explica su guía. «Ha sido mi olfato en muchas ocasiones y ha cumplido con creces complicados trabajos» confirma Miguel Fernández, al que la seguridad de haberle encontrado para Chetry el mejor hogar posible hace más fácil la despedida.