Seis preguntas que ya no encontrarán respuesta en el juicio del caso Asunta

Juan María Capeáns Garrido
juan capeáns SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Álvaro Ballesteros

Las 16 sesiones han dejado demasiados agujeros para hacer un relato completo de los últimos meses de vida de la pequeña y del día en que murió

22 oct 2015 . Actualizado a las 18:23 h.

No hay más preguntas, señoría. Se acabaron los interrogatorios, los testimonios y los peritos del juicio del caso Asunta. Muchas o pocas, ahí están todas las pruebas e indicios, y sobre ellos toca reconstruir un relato coherente para los abogados de la defensa y los de la acusación, con una notable diferencia. Los primeros no tienen que demostrar nada, y los segundos, sí.

¿Se da por bueno el episodio del hombre con guantes de látex?

Ese capítulo cobra actualidad desde el primer momento, porque la policía tiene registrada la visita de Porto a comisaría para narrar los hechos, concretados en un intento de asfixia de Asunta por parte de un hombre con guantes de látex, pero lo cierto es que no hay denuncia, ni robo, ni se utiliza la fuerza para acceder. Sucede del 4 al 5 de julio, después del ingreso de Rosario en el hospital, tras dejar a su amante. La acusada aseguró que duerme como un tronco, pero envió un wasap a una madre de una niña a las dos menos cuarto, hora en la que situó al principio los hechos. En el juicio habló de las «tres o cuatro». Al día siguiente, Basterra acude por primera vez a comprar Orfidal a una farmacia, y cuatro días más tarde Asunta va a clase de música «sonámbula».

¿Está descartada la implicación de terceras personas?

Para las defensas, Ramiro Cerón Jaramillo, el colombiano residente en Madrid es la «tercera persona» total, porque resolvería el problema de los dos acusados, pero el juez instructor decidió que no había motivos para imputarlo. La investigación también pensó en un principio en una colaboración para el traslado del cadáver de Asunta entre el chalé de Teo y la pista de Feros, teniendo en cuenta las dificultades para ubicar a Basterra fuera de su casa y la hipotética falta de fuerza de Rosario para mover un cadáver de más de 40 kilos. Y por último, el capítulo del ordenador de Basterra. En el primer registro del piso no apareció a pesar de que media docena de agentes peinan la pequeña vivienda. En un segundo registro sí está colocado junto a la puerta de entrada. Su contenido no tiene repercusiones jurídicas en el caso, pero sí las habría si alguien se lo llevó, lo manipuló y lo volvió a dejar en su lugar.

¿Por qué empleó más tiempo en volver de Montouto que en ir?

Rosario necesitó 12 minutos para ir desde la estación de Galuresa hasta su finca de Teo. El tiempo lo marcan una cámara y la alarma del chalé. Un margen razonable para un sábado. El regreso le lleva 38 minutos. En su primera declaración llega a explicar vagamente que hace otro intento (el segundo) por ir al Decathlon, pero se le hace tarde, hay bastante tráfico y se mete de nuevo hacia el centro de Santiago. En el juicio no fue tan concreta porque tampoco se lo requirieron.

¿Son infalibles las cámaras de seguridad que ven a Rosario?

La simple mención de la existencia de imágenes en una declaración del 27 de septiembre sirvió para que Rosario Porto recordase que sí subió con Asunta a la finca de Teo. Pero en realidad solo una cámara permite saber que va acompañada en el coche, la de Galuresa. De sus tres regresos posteriores (primero para dejar a Asunta, después para ir al Decathlon y finalmente para volver a casa) solo se constata el último, entrando ya en casa. La búsqueda de imágenes por parte de la policía comenzó el lunes por la mañana, como da cuenta La Voz en su edición del martes. El viernes es cuando le cuenta al juez un nuevo periplo. Tampoco tendrá claro el jurado cuál es la credibilidad de las horas que indican los dispositivos analizados, cuestión que puede ser clave para dar credibilidad o no a la presencia de Alfonso Basterra en la calle aquella tarde y acompañada por Asunta, como asegura con rotundidad una antigua compañera de francés de la niña.

¿Concuerdan las horas de la investigación con la ingesta de lorazepam?

Ningún experto fue capaz de dar una respuesta contundente sobre los efectos paulatinos del lorazepam en sangre. Si Asunta va en el coche erguida a las 18.20 horas, quiere decir que ya han pasado unas tres horas desde que comió algo de embutido, un revuelto de champiñones y un Actimel de postre. Sin beber. Por mucho que lleve tres meses consumiendo el medicamento (está constatado por su pelo) o que haya coincidido con la digestión, lo cierto es que se trata de una cantidad suficiente como para perder la capacidad motriz y caer rendida.

¿Por qué no declaró el amante de Rosario Porto, clave en el relato?

Si alguien estuvo cerca de Rosario en el último año de vida de Asunta ese fue Manuel, el amante de Porto entre marzo del 2012 y julio del 2013. Además, tienen un nuevo encuentro el 20 de septiembre, del que Alfonso se da cuenta por la huidiza actitud de Rosario, y porque la niña tiene que dormir en su casa, cuando no estaba planeado. Pero nunca se conocerá su testimonio, requerido en un principio por los dos abogados defensores. Horas antes de la vista oral renunciaron a él «para no alimentar el morbo» y el fiscal y la acusación popular se quedaron fuera de juego.