
El conselleiro de Educación afirma que no es un problema de las bases del concurso porque, excepto las dos sancionadas, las empresas están funcionando con normalidad
13 nov 2015 . Actualizado a las 08:07 h.Oferta económica: hasta 50 puntos. Variedad y rotación de los menús: hasta 20 puntos. Personal dedicado a labores de atención: hasta 15 puntos. Son, en resumen, los criterios de adjudicación de la gestión de 104 comedores de la Consellería de Educación para este curso. Es decir, la desviación a la baja del precio de los menús servidos tenía un peso 2,5 veces superior en la adjudicación del contrato que la variación de los menús que se le sirven a los pequeños.
El pliego de cláusulas administrativas establecía un precio máximo para los menús de 4,31 euros o de 3,70 euros dependiendo del lote -se adjudicaban un total de 23- y aquella empresa que ofreciese el menor precio se llevaba los 50 puntos. El resto se valoraban proporcionalmente. Las bases del concurso también establecían la posibilidad de admitir bajas temerarias -previa solicitud de información a los licitadores y asesoramiento técnico del servicio correspondiente-, que obtendrían los 50 puntos de ser la oferta económica más baja. Las dos empresas malagueñas a las que se les ha rescindido el contrato se encontraban en esta situación de baja desproporcionada justificada y ofrecían precios de 2,80 euros para menús cuyo precio máximo era 4,31 y de 2,75 para los de 3,70.
Menús a 2,75 euros
La de 2,75 euros era la más barata de todas cuantas se presentaron y, de hecho, era el precio de menú unitario del colegio Sofía Casanova de Culleredo, al que le llegó caldo fermentado esta semana. Col-Servicol fue la empresa que a la que se adjudicó este lote por ese precio de 2,75 euros. Las otras ofertas para este lote -que incluía los colegios Isaac Díaz Pardo y Ría do Burgo- oscilaban entre los 3,47 euros que ofreció Procole y los 2,86 euros con los que se presentaban Serunión y Sala Gradín.
En cuanto a la rotación y variedad de los menús, los criterios de adjudicación establecían cinco puntos para aquellos que ofertasen 15 menús diferentes por temporada (otoño-invierno y primavera-verano) y 10 por 20 menús diferentes. El pliego de prescripciones técnicas establecía que los menús debían ser escogidos de la guía de ayuda para programar los menús escolares y marcaba una composición alimenticia mínima (carne y pescado dos veces a la semana, fruta cuatro veces semanales...). A este respecto se pronunció ayer el conselleiro de Educación, Román Rodríguez, que explicó que «temos un servizo de cátering baseado nuns menús que se fan dende o ámbito da Consellería de Sanidade», menús «saudables onde se fixan as cantidades, as proporcións, a rotación de alimentos...».
Además, la materia prima debe ser adquirida «en establecementos e provedores que conten coas correspondentes autorizacións sanitarias» y el contratista «adoptará cantas medidas preventivas e de control sexan precisas para garantir o emprego de produtos de calidade contrastada e en cantidade suficiente» en la confección de los menús. Sobre la manipulación y conservación de los alimentos, las cláusulas remarcan que, además de cumplir con la legislación vigente, las comidas que se sirvan deben tener «unha presentación e unha calidade aceptables» y «prepararse coa menor anticipación posible ao momento do consumo» aunque no establece plazos máximos sobre la preparación adelantada. En el caso de la línea fría, las bases dejan bajo la responsabilidad de la adjudicataria los medios humanos y materiales «que sexan necesarios para restaurar e servir a comida a unha temperatura igual ou superior a 65 graos no corazón do produto».
Sobre un posible cambio en las bases del próximo concurso de comedores, Román Rodríguez recordó que los pliegos «están baseados na regulación do Estado e obviamente no resto das empresas estano facendo con normalidade absoluta e sen ningún tipo de problema». El servicio se presta a cerca de 12.000 alumnos y «porque haxa, entre aspas, un incumpridor, non quere dicir que sexamos todos incumpridores, nin moito menos». Y añadió que «non hai que facer ningunha presunción de que un servizo funciona mal porque haxa un servizo que se suspende».
Tanto Rodríguez como el diputado popular Moisés Blanco destacaron la rapidez con la que se actuó en el caso de las dos empresas malagueñas que prestaban servicio en una veintena de centros. El conselleiro apuntó también que «ante unha cuestión tan sensible actuamos priorizando a seguridade e a calidade do servizo» y recordó que «todos os menús teñen unha trazabilidade e uns controis sanitarios, pensamos que moi importantes, para dar resposta á lei de seguridade alimentaria». La oposición (PSdeG, BNG y AGE), por su parte, reclamó en la comisión de Educación la gestión directa de los comedores por parte de la Xunta y lamentó el «proceso de privatización» del servicio.
Mientras las dos empresas a las que se les ha rescindido el contrato guardan silencio, Rodríguez aprovechó para transmitir un mensaje de tranquilidad: «Hai uns controis rutinarios e periódicos constantes por parte da Xunta no control deste servizo» para supervisar algo que es «fundamental» y añadió que el del comedor «é un servizo que funciona nun nivel dun sobresaínte moi alto» y que cuando se detecta un caso concreto «actúase e actúase con rapidez e contundencia».
Información elaborada con las aportaciones de Elena Silveira, María Cuadrado, Cristina Barral, Patricia Calveiro y Serxio González