Las protestas por la restauración de A Barca de Muxía tuvieron «elementos propios del 15M»

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado CEE / LA VOZ

GALICIA

XESUS BUA

Las investigadoras ven «sexista y clasista» tratar como «beatas» a las mujeres más críticas con las obras

10 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Detrás de las protestas contra la restauración del santuario de A Barca de Muxía había algo del espíritu de «las marchas de los indignados y de movimientos ciudadanos como el 15M». Así lo ven Guadalupe Jiménez-Esquinas y Cristina Sánchez-Carretero, dos investigadoras del Instituto de Ciencias del Patrimonio, que forma parte del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Las analistas, que llevaron a cabo un trabajo de campo en la localidad en marzo y lo publicaron en una revista especializada, consideran especialmente interesante a nivel antropológico y social la relación que se estableció entre los técnicos y los vecinos en el contexto de estas protestas.

Presentan a las arquitectas y a los representantes de la Xunta y el Arzobispado como el «discurso patrimonial autorizado». Es decir, aquello que se acepta como válido atendiendo a criterios estéticos, históricos,... Y a los vecinos como «cuerpos sentimentales». Es decir, en términos muy simples, la cabeza por un lado y el corazón por el otro.

Sin embargo, en contra de lo establecido, ponen en duda que lo primero tenga necesariamente que primar sobre lo segundo. Invitan a considerar la importancia de lo que «la gente entiende que es valioso y merece ser mantenido». De ahí que extraigan la conclusión de que las ciencias sociales y particularmente la antropología tienen que jugar un papel mediador en estas relaciones patrimoniales, en lugar de quedarse simplemente en la elaboración de modelos teóricos.

Mayores no significa ignorantes

Las reacciones, sobre todo en las redes sociales, contra las vecinas de Muxía que protestaron en el templo -eran mayoritariamente mujeres mayores- tienen para las investigadoras «una gran carga sexista y clasista» porque se las trata «como ignorantes cegadas por la beatería». Se establece por tanto una distinción, amplificada por el tratamiento que le dieron los medios de comunicación, entre el «régimen patrimonial», que son los técnicos y autoridades y la población de Muxía que se presenta como «rural, femenina, vieja y, por tanto, desconocedora de criterios estéticos y técnicos para la gestión del bien patrimonial».