«Mi marido tuvo que hacer de matrona y de ginecólogo»

Bea Abelairas
B. Abelairas FERROL / LA VOZ

GALICIA

Abortó en septiembre en el hospital materno de A Coruña. Alega que es médica y encajó mejor dar a luz sola, pero denuncia que otras mujeres quedan traumatizadas

20 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

No quiere dar su nombre, pero sí deja claro que es médica y por eso conoce mejor los protocolos de abortos terapéuticos. Cómo deberían ser y cómo son: «A mí me pasó en septiembre, recuerdo que me dijeron que se arreglaría, pero veo que no y por eso lo denuncio: no puede ser que una mujer tenga que expulsar sola a un feto muerto que en algunos casos llega casi al kilo de peso. Yo soy fuerte y lo he superado bien, pero conozco mujeres que siguen soñando con ese momento, que han tenido que ir al psicólogo para superarlo».

Esta mujer tuvo que poner fin a su embarazo en la semana número 20 por una malformación que el pequeño tenía en los riñones. No tiene queja alguna de la atención por parte del servicio de enfermería y tampoco del tratamiento: «Se programó todo bien, porque se induce una parada cardio respiratoria al bebé a través de medicamentos que se inyectan y después se sigue con más tratamiento para la expulsión», detalla esta facultativa que estuvo ingresada en el Materno Infantil de A Coruña y que apunta que con este sistema los fetos no sufren, porque se les anestesia antes. En su caso no hubo complicaciones, aunque tampoco epidural «tampoco la esperaba ya -alega-, aunque me pusieron un calmante similar a la morfina». A las dos de la madrugada comenzó a tener síntomas de parto y fue entonces cuando avisó para que la asistiese un ginecólogo. No apareció nadie hasta cerca de las seis y a esa hora ella ya había dado a luz a su pequeño muerto (de 750 gramos de peso) asistida por su marido: «Con ese peso muchos niños prematuros salen adelante, así que hay que entender qué trago es tener que expulsarlo sobre una cuña, a solas, en un cuarto de baño, donde mi marido tuvo que hacer de matrona y de ginecólogo».

«Lo recogí como pude»

Esta mujer recuerda que se enfrentó al trance con entereza, pero que fue durísimo ver al feto: «Lo recogí como pude». Por eso clama contra esta situación, ya que asegura que en estos procesos tiene que haber, por fuerza, algún médico que «controle la situación».

Después de cuatro horas con síntomas de parto, a las 5.30 horas, se fue al baño y «con mucho dolor dio a luz». El ginecólogo llegó cuando todo había terminado, para coordinar el proceso que tuvo que seguir después y que fue el adecuado. «Yo me fui a casa y pude superarlo, pero conozco a muchas mujeres que siguen teniendo pesadillas con ese momento, que están pasándolo muy mal. No puede ser que en el año 2015 las mujeres den a luz solas en un baño. Cuando me enteré de que seguía pasando hablé con las matronas y me confirmaron que todo sigue igual», se queja amargamente esta mujer. Reconoce que la parte médica del proceso está bien, pero no es suficiente: «Nadie debe volver a pasar por eso».

Rueda desvincula las denuncias de los recortes y llama a cumplir la ley

El vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda, negó ayer que las denuncias sobre la falta de atención en abortos eugenésicos tengan que ver «con ningún suposto recorte» en sanidad. Recordó, además, que las mujeres tienen derecho a interrumpir su embarazo en los supuestos que marca la ley, y que el sistema público tiene la obligación de atenderlas. Rueda rechazó que exista algún vínculo entre estas denuncias y el derecho a la objeción de conciencia por parte de algunos miembros del personal sanitario, puesto que la ley es clara al respecto y protege el derecho de las mujeres a abortar y la obligación de la sanidad pública de garantizar que así sea. El vicepresidente dijo desconocer si a alguna mujer se le había recomendado ir a Madrid a abortar: «Haberá que velo», señaló.