
El hombre murió pese a los esfuerzos de su acompañante, que subió a gatas hasta la carretera y caminó 4 kilómetros por la nieve
08 mar 2016 . Actualizado a las 08:41 h.Los dos vivían en A Coruña, eran amigos y quedaban de vez en cuando para hacer rutas de montaña a pie. Ayer se proponían caminar entre el Formigueiros y el Pía Paxaro, las dos cumbres más altas de la Serra do Courel, pero el día acabó en tragedia. Había nevado y su coche se salió de la carretera entre A Seara y Ferramulín para acabar en el fondo de un barranco. Ella se libró con apenas unas contusiones y rasguños, pero él murió, todavía no se sabe si de frío o de las heridas que sufrió en la caída.
La víctima mortal se llamaba Alfonso Arias Loureda y tenía 37 años. Él y su amiga A.V.G.M., de 34, habían pasado la noche en un alojamiento de la aldea de A Seara, el punto más al norte del municipio de Quiroga. Al parecer, él tenía prisa por llegar al punto de partida de su ruta, así que salieron temprano, a eso de las nueve y media de la mañana. «Non quixeron agardar a que pasase o quitaneves», cuenta Maribel Rodríguez, de la familia propietaria del establecimiento en el que durmieron. «Outros anos ten sido peor -tercia su marido, Antonio Carrete-, pero a verdade é que este inverno sempre pasa antes do mediodía, non hai queixa».
La de la madrugada de ayer no fue una gran nevada, pero bastó para cubrir toda esa zona, incluida la carretera que lleva al vecino municipio de Folgoso do Courel y al inicio de la ruta de senderismo que iban a hacer. Ni siquiera los disuadió que su coche -un Seat Ibiza de alquiler- tuviese problemas en la cuesta arriba que hay que superar para salir de A Seara. Las ruedas patinaron en el hielo y a Alfonso Arias, que iba al volante, le costó lo suyo salir del atolladero. Pero salió. Después recorrieron cuatro kilómetros por la carretera provincial LU-P-5004 y en la zona conocida como Pena da Roda el coche se fue hacia la derecha y cayó por la ladera de la montaña.
Les faltaba poco para llegar al municipio de Folgoso, y fueron a salirse en uno de los pocos tramos de barranco sin árboles que hay entre A Seara y Ferramulín. Un poco antes o un poco después, probablemente no habría sido tan grave. Pero justo allí no hay más que matorral, así que su coche cayó cien metros hasta volcar sobre un lateral y quedar encajado en unas rocas.
Alfonso Arias sufrió una gran herida en la cabeza y aunque no quedó inconsciente, tampoco pudo salir del coche. Ella trató de sacarlo, pero le resultó imposible. Tampoco fue capaz de encontrar sus teléfonos móviles, así que no le quedó otra que trepar casi a gatas por un torrente de agua hasta la carretera y caminar en busca de ayuda. No encontró a nadie hasta A Seara. «Aquí non nos poñemos en marcha ata que pasa a cuña», cuenta Manuel Carrete, otro vecino del pueblo, para explicar por qué la mujer anduvo cuatro kilómetros sin cruzarse con nadie.
Los vecinos avisaron entonces al servicio de emergencias 112 y un grupo de ellos fueron a ver si encontraba el coche, pero regresaron sin verlo. Tuvieron que salir con ella y aun así les costó dar con el lugar en el que se habían despeñado, porque para entonces ya había pasado la máquina quitanieves y no quedaban huellas. Los bomberos de Monforte y el grupo de emergencias (GES) de Folgoso do Courel rescataron el cuerpo de Alfonso a la una y media de la tarde. Trataron de reanimarlo allí mismo en una ambulancia, pero no lo consiguieron.