La empresa que colocó las piedras del Gaiás se desvincula ahora de la obra

M. Cheda SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

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Las constructoras de la Ciudad de la Cultura confirman que asumen ellas el coste de revisar las losas de las fachadas

10 mar 2016 . Actualizado a las 08:54 h.

El caso de las piedras del Gaiás sonroja a cualquiera. La mejor prueba de ello la ofrece la actitud de la empresa que se ocupó de ponerlas, la catalana Disset. Hasta este lunes por la mañana, en la propia portada de su página web corporativa presumía de su participación en el proyecto. Hoy, en ese mismo espacio ya no queda ni rastro de su concurso en la polémica obra. Todos los contenidos relacionados con ella han desaparecido después de que La Voz pidiese explicaciones a la compañía acerca de qué falló exactamente en la colocación del material. «Nosotros ya no tenemos nada que ver con eso», fue la respuesta obtenida.

Pese a haber costado 300 millones de euros y a pesar de que el último de sus inmuebles fue inaugurado hace relativamente poco, en septiembre del 2012, la Ciudad de la Cultura va a pasar algo más de un año entre andamios para que 70.000 de las 85.000 piezas de cuarcita que componen sus fachadas sean revisadas individualmente. La decisión la adoptaron los gestores del complejo después de que los técnicos apreciasen riesgo de desprendimiento en 62 losetas. Desde el verano pasado, en una tarea que se prolongará hasta principios del 2017, miles de ellas están siendo retiradas y vueltas a fijar en condiciones de mayor sujeción que las originales.

Los problemas, atribuidos por la Administración a un error de ejecución, no de diseño arquitectónico, afectan a tres de los cuatro edificios del recinto: la Biblioteca e Arquivo de Galicia, el Centro de Innovación Cultural y el Museo Centro Gaiás. El levantamiento del primero fue adjudicado a una unión de sociedades integrada por Copasa y Necso (Acciona); el del segundo, a una alianza de San José con Dragados (ACS); y el del tercero, a FCC. Fuentes de las constructoras, en declaraciones a este periódico, han confirmado que el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, no mentía cuando a finales de febrero afirmó que los trabajos para enmendar la chapuza correrían por cuenta de las adjudicatarias, al encontrarse los bloques aún en garantía: efectivamente, corroboran, los están costeando ellas.

A principios de esta década, las citadas empresas subcontrataron a Disset el montaje de las losas en cubiertas y fachadas del Gaiás. Era la guinda a un pastel de receta rocambolesca: después de sufrir problemas de suministro en una cantera sin licencia de Muras (Lugo), al final, en el país de la piedra, una firma barcelonesa acababa colocando cuarcita que a su vez un grupo andaluz (Tino Stone) importaba de Minas Gerais, en Brasil, a entre 105 y 123 euros por metro cuadrado.

¿Qué fue lo que no funcionó en ese proceso de instalación de las planchas pétreas? Disset se niega a aclararlo. Para no hacerlo, se escuda en que de esas tareas se encargó en realidad una filial suya, Disset Engineering, «que ahora está en concurso por culpa precisamente de esa obra de la Ciudad de la Cultura». ¿Y por qué fue a la quiebra? Para contestar esa pregunta se remite a un administrador concursal cuyo nombre no facilita. O sea, de nuevo, un callejón sin salida. «Nosotros no respondemos ya por esa obra, [...] ya no tenemos nada que ver», zanjan fuentes de la compañía catalana.

Esta súbita desvinculación del Gaiás contrasta con la que era la política de promoción de Disset hasta hace solamente tres días, antes de que La Voz contactase con su gerencia para tratar el caso de las piedras. En su web oficial, la firma no solo alardeaba de haber montado la cuarcita en el complejo. Incluso reconocía que el sistema de fijación era un desarrollo ideado por ella especialmente para el proyecto.

Gaiás antes.Portada de la web corporativa de la empresa que colocó piedras en el Gaiás, el lunes 7 por la mañana
Portada de la web corporativa de la empresa que colocó piedras en el Gaiás, el lunes 7 por la mañana

Gaiás después.El aspecto actual de la web de la empresa que colocó las piedras del Gaiás. Todo rastro de relación con la obra ha sido borrado, incluso del catálogo de proyectos realizados. La desaparición se produjo horas después de que La Voz se pusiese en contacto con Disset para saber su opinión sobre las deficiencias detectadas en el montaje de la cuarcita en las fachadas de la Ciudad de la Cultura
El aspecto actual de la web de la empresa que colocó las piedras del Gaiás. Todo rastro de relación con la obra ha sido borrado, incluso del catálogo de proyectos realizados. La desaparición se produjo horas después de que La Voz se pusiese en contacto con Disset para saber su opinión sobre las deficiencias detectadas en el montaje de la cuarcita en las fachadas de la Ciudad de la Cultura

Las garantías de los cuatro edificios del complejo vencerán entre el 2017 y el 2022

Al igual que el de las grietas de hasta ocho metros surgidas en marzo del 2014 en una zona del recinto, el coste de la revisión de 70.000 piedras de las fachadas de tres inmuebles del Gaiás lo están asumiendo directamente las empresas a las que la Fundación Cidade da Cultura encomendó su construcción: FCC, una alianza de San José y Dragados (ACS) y una unión temporal de Necso (Acciona) con Copasa. Lo hacen en aplicación de la responsabilidad decenal que reconocen tanto los contratos particulares de adjudicación como la Ley de Ordenación de Edificación y el Código Técnico de la Edificación.

Se trata de una garantía que endosa a quien levanta un bloque la subsanación de los posibles defectos de ejecución no apreciables en un principio. Su vigencia es de diez años a contar desde la firma del acta de recepción de los inmuebles. En el caso del Gaiás, esas protecciones irán venciendo de manera gradual: el 25 de octubre del 2017 para el Centro de Emprendemento (no afectado por el problema con la colocación de la cuarcita), el 9 de septiembre del 2020 para la Biblioteca e Arquivo de Galicia, el 2 de julio del 2022 para el Museo Centro Gaiás y el 31 de agosto del mismo ejercicio para el Centro de Innovación Cultural.