Fue un primer paso para acercar Lugo y Santiago, pero insuficiente
28 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.El miércoles se cumple un año de la apertura de los primeros 23 kilómetros de la A-54 de Lugo a Santiago, en concreto entre Nadela (Lugo) y Montecalvo (Guntín). Fue un primer paso para acercar ambas capitales, pero insuficiente. Ni siquiera en octubre, cuando se inauguraron otros 15 kilómetros hacia Palas de Rei, se palió la sensación de estar ante una autovía a medias, y no solo porque esté inacabada y no cumpla la función por la que se ha construido, que es la de ir de Lugo a Santiago, sino por la ausencia de una serie de servicios que sí tienen otras autovías.
Sobre el uso diario de esta carretera, un viaje al mediodía o a medianoche, sirve para darse cuenta de que apenas la emplean unos pocos conductores, convirtiéndola en una autovía fantasma. De momento solo es una vía que une una parte de Lugo con Palas y Melide. La reducción de velocidad a 70 por hora de la N-547 en la provincia de A Coruña provoca que los conductores que ganan tiempo en la autovía lo pierden en la nacional, con lo que el viaje a la capital de Galicia sigue compensando hacerlo por la A-6 y luego por la N-634, por Teixeiro. Y tampoco se usa la A-54 para ir a Ourense, ya que supone un rodeo innecesario y se emplea la vieja N-540. Además, la A-54 carece de alumbrado nocturno en los enlaces, paneles informativos de la DGT o áreas de servicio.
El Gobierno licitó los dos últimos tramos, 28 kilómetros de Palas a Arzúa, antes de las elecciones, pero aún no fueron adjudicadas las obras. De los 94 kilómetros, la mitad está sin acabar.