Radares para controlar el acceso a las ciudades

José Manuel Pan
josé manuel pan REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

V Televisión

Las urbes gallegas cuentan en su entorno con 36 puntos de control de la velocidad, 14 de los cuales se encuentran en el interior de los cascos urbanos de Vigo, Santiago y Lugo

05 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Los excesos de velocidad, junto a las distracciones al volante, son las principales causas de los accidentes mortales, tanto en el conjunto de España como en Galicia, donde las carreteras convencionales se llevan la peor parte respecto a los índices de siniestralidad. Por eso, el control de la velocidad es uno de los objetivos principales de los responsables de la seguridad vial para tratar de reducir el número de accidentes de tráfico. Y Galicia no es ajena a esa apuesta de la DGT. La implantación masiva de radares fijos contribuyó activamente a la reducción de la velocidad. Los primeros ejemplos se vieron en las autovías A-6 y A-52, donde se instalaron los primeros radares fijos, en pórticos y cabinas laterales. Sucesivamente se fueron instalando puntos fijos de control de la velocidad en las carreteras convencionales, que es donde se producen más del 85 % de los siniestros mortales de Galicia. Ahí se centran por tanto los objetivos de Tráfico, que además de implantar radares fijos también ha diseñado la vigilancia de tramos considerados de riesgo en los que se han detectado grandes excesos de velocidad.

En Galicia hay actualmente 64 radares fijos instalados en tramos de carreteras interurbanas cuya gestión corresponde a la Dirección General de Tráfico (DGT). Y casi la mitad están situados en el entorno de las ciudades. Los accesos a zonas urbanas tienen siempre una especial conflictividad por la elevada densidad de vehículos que soportan, especialmente de lunes a viernes, con automovilistas que realizan desplazamientos rutinarios y que casi siempre están ajustados al cumplimientos de horarios.

La Voz constató la existencia de hasta 36 radares que vigilan los accesos a las principales ciudades gallegas. La mayoría de ellos están situados en el entorno de las urbes, ya que solo Vigo, Santiago y Lugo disponen de radares fijos en el interior de las ciudades. En esos casos, los controles permanentes están ubicados en tramos en los que se detectaron excesos de velocidad elevados. Lo que sí tienen las ciudades, y también muchos municipios, es vehículos dotados de radar que son cedidos por la DGT para el control de la velocidad en los cascos urbanos. El resto de los radares se encuentran en zonas de acceso a las urbes. La entrada a Vigo es una de las que cuenta con un mayor número de radares. Destacan las seis cabinas y pórticos instalados en la autovía A-55. Están situados en uno de los tramos más conflictivos de España. En los accesos a la ciudad de A Coruña hay en la actualidad tres radares fijos, uno de entrada y dos de salida. Lugo tiene un radar en la carretera N-VI, muy cerca de la capital; Pontevedra tiene en su entorno un radar fijo, en la autopista AP-9; Ferrol tiene dos en los accesos, uno que se encuentra en la salida por Fene, después del puente de As Pías, y otro en la entrada por el ramal de la AP-9, en el túnel de O Sartego, donde se encuentra un radar de tramo, que fue el primero de este estilo existente en Galicia; Santiago tiene dos radares en el lugar de A Sionlla, uno de los cuales es de tramo, y Ourense cuenta con dos radares en la N-525, uno de ellos de tramo, y en la autovía A-52.

Galicia tiene en sus vías interurbanas un total de cinco radares de tramo, que controlan la velocidad media entre dos puntos. Los expertos consideran que ese tipo de radares de tramo son más eficaces. Por un lado obligan a los conductores a mantener durante un tiempo una velocidad más reducida y constante para contribuir a calmar el tráfico. Y por otro se considera que este tipo de controles fijos son más justos, ya que no penalizan un despiste, sino que se castigan los excesos de conductores que son conscientes de que están superando el límite establecido en la carretera. El compromiso de la DGT es el de tener señalizados todos los radares fijos de su competencia. Además, hay más de cien tramos que están considerados peligrosos por su accidentalidad y por los excesos de velocidad y que son vigilados por los radares móviles asignados a las patrullas de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil.

Información elaborada con la aportación de Cándida Andaluz, Ángel Paniagua, Xurxo Melchor, López Penide, Carmela López y Miguel Cabana.

Radares Fijos

Miden la velocidad de paso por un punto determinado

Los radares fijos pueden estar en pórticos y en cabinas laterales. Por lo general controlan la velocidad limitada a 120 en autovías. Su implantación redujo la velocidad media.

Aéreos

Controles de velocidad desde el Pegasus para vías convencionales

Los radares que llevan incorporados los helicópteros de la DGT permiten captar la velocidad a distancia. Su uso preferente es en vías convencionales.

Móviles

En coches de la Guardia Civil y en trípodes en cualquier carretera

Estos radares pueden instalarse en cualquier carretera y pueden ir acoplados a coches patrulla. Los gestionan los agentes de la Guardia Civil.

De tramo

Controlan la velocidad media de los vehículos entre dos puntos

Los radares de tramo revolucionaron la forma de controlar la velocidad. En Galicia ya hay cinco. Vigilan la velocidad media de paso de los vehículos entre dos puntos.