Regístrate gratis y recibe en tu correo las principales noticias del día

Gallegos de Erasmus: «Ahora tengo amigos de todo el mundo»

Tamara Montero
Tamara Montero SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Ocho alumnos narran su experiencia desde Grecia, Turquía, Italia, Francia, Finlandia, Austria y Polonia

11 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

«Pienso que todo el mundo debería vivir esta experiencia». «Si tienes la oportunidad de irte de intercambio, no lo dudes ni un momento». «É, de momento, a experiencia máis enriquecedora que teño vivido». «El Erasmus debería ser una experiencia obligatoria para todo universitario». «Participar no programa é unha oportunidade única e as oportunidades hai que aproveitalas». Ninguno ha dudado. Ninguno dice que la experiencia no es tan buena como pensaba. Ninguno le diría a un compañero de carrera que no, que eso del Erasmus no es tan impresionante como lo cuentan. Son las respuestas de ocho de los más de mil universitarios de Galicia que a estas horas estarán conociendo un poco más la ciudad en la que viven ahora. O durmiendo tras una larga noche de fiesta. O cogiendo un tren o un avión para conocer otras zonas del país que los acogerá durante este curso. Que están, en definitiva, haciendo un Erasmus.

«Xa levaba anos desexando marchar ao estranxeiro». Lo cuenta Begoña Pérez (Carnota, 1996) desde Turquía. ¿Lo mejor? «A familia que teño aquí». Porque después de los últimos acontecimientos en el país -un atentado y un intento de golpe de estado- «os erasmus somos moi, moi poucos». Y eso hace que «os case vinte que estamos aquí esteamos sempre como unha familia, sempre xuntos». De amistades que traspasan fronteras, mentales y físicas, habla también Yago Grela (Vigo, 1996) que este curso estudia Periodismo en la Université Rennes 1 (Francia). «Ahora tengo amigos de todas las partes del mundo, desde China a Marruecos pasando por la República Checa». La acogida de los otros estudiantes franceses fue muy rápida «y con los demás estudiantes internacionales existe un vínculo increíble». Llegan solos a un país desconocido y «nos juntamos a pesar de nuestras diferencias culturales y creamos un vínculo que ni el fin de nuestra estancia va a poder romper».

Para diferenciar su currículo y por «unha profunda curiosidade por ver mundo» decidió Ana Lemos (Vigo, 1996) irse a Atenas este curso. Le gusta todo. «A xente de aquí é moi solidaria e empática, a comida está riquísima e o día a día non ten nada que ver co de España. Todo é novo». Alba Voces (Canarias, 1995) se decidió a dar el paso al conocer a los erasmus que llegaban a Santiago y contaban lo que estaban viviendo. «Antes de irte de Erasmus tu miedo es el de recibir una formación peor, y en cuanto llegas al destino te das cuenta de que vas a aprender lo mismo, pero de maneras diferentes». Lidia Villar (Mazaricos, 1995) cree que, además de conocer gente «que che achega diferentes puntos de vista, o que che fai aprender, eliminar prexuízos e ter unha mente máis flexible» el Erasmus sirve para abrir nuevas puertas, «tanto dende un punto de vista persoal como profesional».

Porque no solo de fiesta vive el erasmus. Ese tópico lo desmonta Ana Estévez (Pontevedra, 1996) que este año está en Cracovia. «Aunque mucha gente cree que si estás de Erasmus estás de vacaciones, no es del todo cierto». Hace la misma reflexión que Alba: «Se aprende de otra forma. En mi caso, de una forma mucho más práctica».

También Silvia Gómez (Santiago, 1996) cree que una de las cosas buenas del Erasmus es conocer otro sistema educativo «e ter asinaturas que nunca podería estudar en España». Marta Pou (A Guarda, 1995), que está estudiando Medicina en La Sapienza, se lanzó al Erasmus para eso, para «saír da miña zona de confort» y porque «viaxar sempre foi unha das miñas paixóns». Lo mejor para ella es Roma en sí misma. Y a la vez, también, lo peor: «Hai moito tráfico e os medios de transporte público funcionan verdadeiramente mal». Pero de pronto «atopas a Fontana di Trevi ou o Coliseo e esqueces todos os problemas».