Cuatro ciclistas gallegos relatan a La Voz cómo afrontan su difícil convivencia en la carretera con el resto de vehículos
23 jul 2017 . Actualizado a las 13:37 h.José Rodríguez se entrena con su bicicleta de carretera unas cuatro veces por semana. En los últimos cuatro años se han registrado un total de 825 accidentes con ciclistas implicados en las carreteras gallegas. Ante esta situación, son muchos los que, como José, han decidido tomar medidas de precaución. «Una de mis luces traseras actúa como radar y me avisa si viene un coche, para así poder apartarme con tiempo», comenta este aficionado al ciclismo de carretera. Afirma tener miedo a salir con su bicicleta después de ver que casi todos los fines de semana algún ciclista pierde la vida en la carretera por culpa de imprudencias de otros conductores. Explica además que las situaciones de riesgo se incrementan en la época de verano porque es cuando hay más fiestas. «Procuro llevar siempre conmigo una cámara para ir grabando todo mientras estoy de ruta. Me gusta ir cubierto en caso de que me ocurra algo», explica el ciclista, que no duda en remarcar la importancia de que se asuman responsabilidades.
José ha tenido la suerte de no haber sufrido nunca un accidente, pero reconoce que las pequeñas incidencias con coches son el pan de cada día. «Si no eres tú el que se aparta, los coches te llevan por delante», relata al explicar que el principal problema con el que se encuentra es que los conductores no respetan la distancia mínima lateral de seguridad, que según la DGT es de metro y medio.
Para él no existe una ruta que sea más segura, sino que «el sitio en el que menos piensas puede ser donde se localice el peligro».
«La primera vez tras el accidente fue muy duro coger la bicicleta»
Hace tres años José Antonio vio pasar su vida por delante mientras pedaleaba en bicicleta. Sufrió un accidente precisamente cuando estaba entrenándose con ella. Apenas le quedaba un kilómetro para llegar a su casa cuando un conductor despistado abrió la puerta de su coche sin mirar previamente si venía alguien por la carretera. Ya era tarde para frenar. «Me la clavé en el cuello y salí volando. Lo normal habría sido matarse, pero aquí estoy».
A pesar de las secuelas que le han quedado, ha vuelto a coger la bicicleta. «La primera vez tras el accidente fue muy duro coger la bicicleta, pero no se puede vivir con miedo», explica José Antonio, que no duda en confirmar que existe una gran falta de respeto entre los conductores de coches y los ciclistas que van por carretera. «Hay veces que vas por el arcén y aun habiendo carril de lentos los conductores no se molestan en apartarse un poco para adelantarnos. Creo que no son conscientes del aire que produce un coche al pasar cerca de un ciclista», comenta cansado de que no respeten el metro y medio de distancia lateral para adelantar. Ante esto, «hay que empezar a poner multas porque parece que es la única forma para que la gente respete las normas», concluye.
«No creo que salir en bicicleta por carretera sea un deporte de riesgo»
Nunca ha tenido un accidente con la bicicleta, pero afirma que a diario se exponen a situaciones que están a nada de convertirse en tragedias. «La gente desconoce las normas de circulación y es entonces cuando empiezan las faltas de respeto», explica Fran Ferreiro, un vecino de A Coruña. Pero para él el verdadero problema se localiza en las zonas rurales, que son precisamente las que más frecuenta como ciclista de carretera, ya que es allí donde circulan con el coche «muchas personas mayores que hacen trayectos rutinarios y acaban por poner el piloto automático y despistarse». Señala que «hay que hacer algo al respecto porque se está viendo que la mayoría de los accidentes son causados por octogenarios».
Son muchos los ciclistas que han perdido la vida mientras se entrenaban por carretera. A pesar de ello, «no creo que salir en bicicleta sea un deporte de riesgo», comenta.
«Ni los ciclistas son tan buenos ni los conductores tan malos»
Según el código de circulación los ciclistas deben circular en carreteras interurbanas por el arcén. Pero ¿qué ocurre si este no está en condiciones de ser usado? Este es el problema con el que se encuentra a diario Francisco Santos, que denuncia que los arcenes están llenos de cristales y piezas de coches, haciendo imposible la circulación por ellos. «De estar limpios, iríamos siempre por él porque nos sentimos mucho más seguros. Si no están en condiciones, no te queda otra que echarte a la carretera», comenta este usuario.
No obstante, es consciente de que esto no es suficiente para acabar con el alto número de accidentes de ciclistas. Así, para Francisco una buena solución sería implantar carreteras con preferencia para ciclistas. «Hay zonas de Galicia en las que ya están implantadas, como en Ourense. Por Pontevedra también se podría hacer, aunque solo sea durante los fines de semana, que es cuando más ciclistas salimos a la carretera», demanda.
Los problemas entre ciclistas y conductores, dice, ocurren todos los días. Pero reconoce que «ni los conductores son tan malos ni los ciclistas tan buenos». Explica que la carretera es un espacio común y que «esto es una cosa de educación y de saber convivir unos con otros».
Francisco, de 48 años, lleva practicando el ciclismo desde que tenía tan solo 9. «He visto de todo, pero para mí que antes nos respetábamos más. Quizás sea porque había muchos menos ciclistas y coches. Hoy hay tantos que acabamos todos desesperados», explica.