Los agentes de Tráfico del fuego de Verín dicen que «la situación era dramática»

Cándida Andaluz Corujo
Cándida andaluz OURENSE / LA VOZ

GALICIA

Álvaro Vaquero

La Guardia Civil ya prepara un informe de su actuación para que se convierta en un manual de intervención operativa en situaciones similares

14 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace una semana que Galicia vivió el mayor incendio en lo que va de año. Fue en Verín y ardieron 1.372 hectáreas. Con la vista puesta en la tragedia lusa de Pedrogao -fallecieron más de sesenta personas-, la Guardia Civil de Tráfico ya prepara un informe de su actuación para que se convierta en un manual de intervención operativa en situaciones similares. No solo por su actuación, que también, sino por los resultados que dio la coordinación de los distintos servicios encargados de la extinción de incendios en el Puesto de Mando Avanzado, que era la primera vez que se ponía en marcha en Galicia.

Al frente del operativo encargado de velar por la seguridad en las vías terrestres (A-52 y N-525) estuvo el jefe del destacamento de Tráfico de Verín, Juan Carlos Nogueiras Iglesias, responsable de aconsejar al capitán de la Guardia Civil sobre las medidas a adoptar. «La situación era dramática. Resultaba sobrecogedor ver las columnas de humo con una altura de dos kilómetros. El fuego era como un monstruo que absorbía y liberaba energía. Se producían unas corrientes térmicas que solo se ven en los grandes incendios forestales», resume una semana después Nogueiras.

El 3 de agosto a las 16.30 horas comenzó el incendio en la parroquia de Vilamaior y, media hora más tarde, se requirió la presencia de la Guardia Civil de Tráfico. Las llamas avanzaban rápidamente hacia Queirugás y a las seis de la tarde ya estaba declarado el nivel 2. A partir de ahí comenzó el caos. Una patrulla del destacamento de Tráfico de Verín se desplazó a la zona y cortó la N-525. La comunicación fue clara: «Se procede a cerrar el tráfico en la carretera N-525 (...) por la proximidad de un incendio forestal próximo a la plataforma de la vía, debido a que la cercanía de las llamas y la presencia de humo impiden el tránsito de vehículos». Se declaró lo que se denomina «nivel negro».

A las siete menos cuarto de la tarde se entendía que el fuego estaba controlado en la zona. La patrulla en Queirugás informaba de que no necesitaba apoyo: «Entre el compañero y yo nos vamos arreglando, hay mucha presencia de medios de extinción trabajando en la zona». Pero a las 19.55 horas se recibió un mensaje de alerta: «El fuego se ha descontrolado y está a punto de sobrepasar la autovía A-52». En ese momento, la decisión de los mandos fue clara. La patrulla de Tráfico que estaba en la N-525 se desplazó urgentemente a la A-52 para comprobar la situación, mientras llegaban refuerzos, y se solicitaba el apoyo del subsector de Zamora, que envió una patrulla del destacamento de Puebla de Sanabria para intervenir en el otro sentido de la autovía. Mientras, en Queirugás, una patrulla de Seguridad Ciudadana seguía vigilando el corte de la vía. Eran las ocho de la tarde cuando el incendio alcanzó un talud de la autovía. En un primer momento se decidió ir desplazando el tráfico hacia el carril izquierdo, ya que en aquel momento se podía transitar parcialmente por la vía.

Cierre de la autovía

Pero de repente todo cambió. «Inopinadamente y contra todo pronóstico las llamas del incendio sobrevolaron la autovía y prendieron fuego en el talud del otro sentido», comenta Nogueiras. En ese momento se cerró la A-52. «Una patrulla cortó completamente el sentido de circulación creciente formando una barrera con el vehículo patrulla cruzado sobre ambos carriles, al tiempo que sacaban la circulación por la salida 151 y la volvían a reincorporar a la misma vía, pero en sentido contrario. Mientras tanto, la otra patrulla del destacamento cortaba la circulación en el otro sentido, ordenando los vehículos pesados en el carril derecho, los turismos sobre el carril central, procurando dejar libre el tercer carril para que los servicios emergencia pudiesen llegar a la zona del incendio», explica Nogueiras. Cuando parecía que ya no había llamas, se adentró en la zona cortada para comprobar que no existía ningún peligro. Así, se abrió de nuevo el tráfico de forma lenta para evitar accidentes. Pasaban las nueve de la noche. La N-525 siguió cortada hasta las cuatro de la madrugada. Tras un relevo de patrullas, la Guardia Civil de Tráfico permaneció toda la noche en la zona.