Este jueves se cumple el cuarto aniversario de un crimen sin sentido que conmocionó a Galicia
21 sep 2017 . Actualizado a las 17:25 h.Mientras el altar levantado junto a la pista forestal de Teo -donde el 21 de septiembre del 2013 apareció el cuerpo sin vida de Asunta Basterra- se vuelve a llenar de flores, mensajes o peluches, muchos ponen de nuevo el foco en los padres de la pequeña de 12 años asesinada. Hoy se cumplen cuatro años de este crimen sin sentido y sobre el que pesan aún muchas incógnitas -como la del móvil- que, probablemente, nunca se lleguen a desvelar.
En el intensísimo juicio que derivó en una condena a 18 años de prisión por asesinato, varias preguntas sobre el caso Asunta quedaron sin respuesta: ¿Por qué mataron Rosario Porto y Alfonso Basterra a su hija?; ¿por qué la sedaban?; ¿quién convenció a quién?
La situación actual de los padres
Cuatro años después, el letrado de Rosario Porto, José Luis Gutiérrez Aranguren, ha asegurado a Europa Press que su cliente afronta el aniversario de la muerte de su hija en condiciones anímicas «malas».
Desde su condena, a 18 años de cárcel por un delito de asesinato con agravante de parentesco, los progenitores permanecen en la cárcel. Inicialmente, ambos en la prisión de Teixeiro, aunque Rosario Porto fue trasladada, en marzo de este año, a la cárcel de A Lama, en Pontevedra.
Sobre su estado, su letrado dice que se encuentra «mal» y recuerda, al respecto, que está en la enfermería de la cárcel desde su llegada a la prisión pontevedresa.
Respecto a la situación judicial de su cliente, y tras agotarse toda la posibilidad de recursos en los tribunales españoles, el abogado asegura que sigue trabajando en la presentación de un recurso ante el Tribunal de Estrasburgo.
«Por vulneración de derechos fundamentales», precisa. Entre otras cuestiones, apunta «a la falta de un juez imparcial» en el proceso judicial y que no se cumplió el principio de «presunción de inocencia».
Por su parte, Alfonso Basterra desveló él mismo durante la emisión el pasado junio de la serie documental Lo que la verdad esconde cuál es su estado actual. El padre de la niña adoptada se puso en contacto con los creadores de la ficción a través de una carta, serena pero inquietante.
Alfonso Basterra tiene claro que solo junto a Asunta volverá a ser feliz. Atormentado por la culpa de no haberla podido ayudar en su momento final, anuncia que cuando alcance la libertad se juntará con ella, un suicidio que ya había insinuado en una carta dedicada a la madre desde la cárcel en junio del 2015 pero para el que ahora ya tiene pensado el cómo y el dónde. Tan solo le queda fijar el cuándo. «Tengo el firme propósito de desaparecer. Nadie volverá a saber de mí, ni siquiera Rosario», avanzó con frialdad el padre de Asunta. «Solo en ese momento habré recuperado la felicidad. Mi niña me necesita y yo a ella», concluye.
Hechos probados
Asunta Basterra Porto nació el 30 de septiembre del 2000 en Yongzhou (China), y fue adoptada el 9 de junio del siguiente año, con apenas 9 meses de vida, por la pareja formada entre la abogada compostelana Rosario Porto Ortega y el periodista bilbaíno Alfonso Basterra Camporro.
Tras años de convivencia, el matrimonio se distancia el día de Reyes del 2013, tras una fuerte discusión, al descubrir Alfonso que Rosario le era infiel con un hombre casado. Asunta se queda viviendo con su madre en su piso de siempre de la calle Doutor Teixeiro de Santiago.
Un ingreso hospitalario de la madre en junio de ese año por un problema neurológico reúne de nuevo a la pareja. Él se ofrece a cuidarla y a ayudarla con Asunta.
Sin embargo, y tras una nueva apariencia de buena convivencia, en julio comienzan a suceder hechos insólitos. En la noche del 4 al 5 se produce un extraño episodio en el piso de Doutor Teixeiro. Un hombre enmascarado trató de estrangular a Asunta mientras dormía. Su madre contaría después que la niña dejó puestas por fuera las llaves de la vivienda. A la mañana siguiente deciden hacer acopio de recetas y cajas de lorazepam, un ansiolítico potente indicado para el manejo del trastorno de ansiedad y que provoca sueño.
A la semana siguiente, Asunta pasa unos días en Portonovo rodeada de amigas y regresa el 17. Mientras tanto, la niña protagoniza varios episodios de somnolencia en clases de música y relata que su madre le dio «unos polvos blancos que la hacen dormir durante días».
Del 31 de julio al 20 de agosto, Asunta está con su madrina en Vilanova. En septiembre la niña es invitada por la cuidadora a pasar una semana en Val do Dubra.
Ya de vuelta en Santiago, el 21 de septiembre (día del fallecimiento), la niña y sus dos padres comen en el piso que Alfonso Basterra tiene alquilado en una calle cercana. Y luego juegan a las cartas.
A las 17.21 Asunta se va sola a casa de su madre. Aquella la sigue 10 minutos después. Sobre las 18.20 horas, una joven ve a Alfonso con su hija en la calle y una cámara recoge el coche de Rosario con Asunta a bordo y puede que con el padre oculto en los asientos traseros, según las conclusiones del veredicto. Llegan a la casa de Montouto a las 18.31 horas. De lo que ocurrió ahí dentro muy poco se ha podido saber más que la niña salió muerta de esa vivienda sobre las nueve de la noche. Atada de pies y manos, introducida en el vehículo de Rosario y dejada en la pista forestal de Teo.
Los padres acuden después a comisaría para denunciar la desaparición de su hija, donde comienzan las sospechas sobre ellos.
Condenados a 18 años de prisión
Tras un juicio que reconstruyó en 23 jornadas el relato del último mes de Asunta, un jurado popular declaró en octubre del 2015 culpables a Rosario Porto y a Alfonso Basterra del asesinato de su hija.
El jurado vio probado que, «de común acuerdo», dieron lorazepam en repetidas ocasiones a su hija y que también lo hicieron conjuntamente el día de su muerte; la llevaron al chalé de Teo y, a punto de fallecer, la ataron de pies y manos para que no pudiera defenderse; entonces la mataron.
Dos semanas después llegó la sentencia del caso, que los consideró culpables pero con el agravante de parentesco, así como con la circunstancia específica de la alevosía.
Ambos progenitores fueron condenados a 18 años de prisión cada uno. También se estableció que ambos serán inhabilitados para ejercer la patria potestad, tutela, curatela, guarda o acogimiento durante el mismo tiempo. Cada uno de ellos debe hacerse cargo del pago de la mitad de las costas procesales.
Tras presentar tanto Rosario Porto como Alfonso Basterra sendos recursos ante el Supremo, el tribunal los rechazó en octubre del 2016, confirmando la condena a 18 años de prisión cada uno por el asesinato de su hija Asunta de 12 años. La sentencia corrobora, punto por punto, todos los argumentos con los que el jurado popular primero y después el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) declararon culpables a Rosario Porto y Alfonso Basterra.
La madre de Asunta presentó a continuación recurso ante el Tribunal Constitucional, rechazado en junio. La decisión es firme porque el fiscal ha optado por no recurrir la decisión del tribunal. De este modo, a la madre de Asunta ya solo le quedaría la opción de acudir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos.